El consumo de vino en España ha caído a la mitad en los últimos 25 años

España, primer viñedo del mundo y tercer país productor vitivinícola, con unos 40 millones de hectolitros de vino y mosto, cuenta, sin embargo, con un consumo más bien escaso

Madrid

Viernes 20 de Julio de 2012

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España, primer viñedo del mundo y tercer país productor vitivinícola, con unos 40 millones de hectolitros de vino y mosto, cuenta, sin embargo, con un consumo más bien escaso para lo que podría esperarse como "propio" de un país productor y que ha caído a la mitad en los últimos 25 años.

El sector ha asistido atónito al desplome del consumo de vino en España que ha pasado de los 47 litros per cápita en la campaña 1987/88 a los 22 litros de la última campaña 2010/11.

Este último dato es, no obstante, superior al facilitado por el Ministerio de Agricultura (16 litros), según ha señalado el director general del Observatorio Español para el Mercado del Vino (OeMv), Rafael del Rey.

Esto es así, ha explicado, porque, aunque las cifras del Panel Alimentario "ofrecen mucho detalle y son magníficas, no abarcan la totalidad del vino que se consume en España, ya que no incluye la venta directa, la restauración colectiva, ni la que se realiza en establecimientos no permanentes (por ejemplo, chiringuitos)".

Según Del Rey, estas ventas suponen aproximadamente unos tres millones de hectolitros de vino, una cantidad importante a tener en cuenta.

En total, el consumo de vino en España sumó 10,2 millones de hectolitros en la campaña 2010-2011, un 45 % menos frente a los 18,5 millones de hectolitros consumidos en la campaña de 1987-1988.

Estos datos ponen de manifiesto que el consumo "ha mantenido una tendencia bajista en los últimos 25 años", según Del Rey, quien ha diferenciado dos grandes etapas y hábitos de consumo en este periodo.

Una fase, hasta 2006, que se resume con la frase "se consume menos, pero de más calidad" y en la que cayeron las ventas en volumen, sobre todo, en el canal alimentación.

En esta etapa, hay un menor consumo de vino en el hogar, pero este descenso se compensó en valor, con la subida en el canal horeca, con el "denominado vino de más calidad".

Sin embargo, a partir del verano de 2006, se "dieron las primeras señales de alarma", ha recordado el director gerente del OeMv, que propiciaron un fuerte descenso del consumo de vino de casi un millón de hectolitros en un año, al pasar de 13,4 millones en la campaña 2006-2007 a 12,6 millones de hectolitros en la 2007-2008.

Y es que en julio de 2006 entró en vigor el carné por puntos, el mismo año que la ley del tabaco -posteriormente se endurecería-, además el consumidor ya empezaba a apreciar que los precios de los vinos en hostelería eran elevados, factores a los que si, en su conjunto, se suman la crisis económica a partir de 2008, han propiciado que, en estos momentos, el vino vaya peor en hostelería.

Así, si en la primera etapa un 60 % de los ingresos del sector se debían al canal horeca y un 40 % al de alimentación, hoy en día se han invertido las tornas y hay un peso predominante del canal de alimentación (60 %).

No obstante, España sigue contando con un consumo per cápita muy bajo si se compara con la de países vecinos y también grandes productores como Francia, donde ronda los 50 litros o Italia donde supera los 40, según los últimos datos (2008) de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).

El sector lleva ya años dando la voz de alarma sobre esta situación y es consciente de que debe actuar para poner freno a este descenso e intentar recuperar el consumo.

Desde el OeMv, Del Rey ha resaltado que antes de actuar es preciso conocer mejor el mercado nacional, "nuestra estructura, el consumidor español, su evolución y los canales de distribución", porque "debemos ser conscientes de que no conocemos el consumidor español y que hay diversidad de consumidores".

El Observatorio ha realizado varios estudios para que las bodegas tengan un análisis objetivo sobre el mercado español, que ha puesto de manifiesto que no hay solo un tipo, sino consumidores diferentes que se aproximan al vino de forma distinta.

Y parece que están tomando buena nota, ya que en el mercado empezamos a encontrar vinos "clásicos" para los consumidores tradicionales, y también otros con etiquetas más llamativas, vinos con menor graduación alcohólica o incluso sin alcohol.

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