El consumo mundial de vino se desploma a niveles del siglo pasado

La tormenta perfecta: inflación, geopolítica y COVID-19 hunden el consumo global de vino

Viernes 26 de Abril de 2024

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El panorama del consumo mundial de vino en 2023 nos ha presentado un escenario complejo, en el que diversos factores geopolíticos y socioeconómicos han dejado su huella en las costumbres de los consumidores y en la industria vitivinícola global.

Este año, tal y como revela el último informe del Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) relativo al año 2023, que fue presentado en Dijon (Francia) por John Barker, el Director General del organismo, este jueves 25 de abril, el volumen total estimado de consumo se sitúa en 221 millones de hectolitros (mhl), lo que representa una disminución del 2.6% respecto al año anterior y nos remonta a cifras que no veíamos desde 1996.

Este declive en el consumo de vino no es un fenómeno aislado ni abrupto, sino que forma parte de una tendencia a la baja que hemos observado desde 2018. Entre las causas más influyentes de esta tendencia se encuentra la significativa reducción del consumo en China, que ha venido perdiendo una media de 2 mhl anuales desde 2018. El impacto de la pandemia de COVID-19 en 2020 sólo intensificó esta caída, con medidas de confinamiento que afectaron negativamente a los principales mercados de vino a nivel mundial.

Sin embargo, en 2021 presenciamos un repunte en el consumo debido a la relajación de las restricciones relacionadas con la pandemia y la reapertura del sector de la hostelería y las celebraciones sociales. No obstante, el año 2022 trajo consigo tensiones geopolíticas, destacando el conflicto en Ucrania y crisis energéticas subsiguientes, que junto con las interrupciones en la cadena de suministro global, llevaron a un aumento en los costes de producción y distribución. Esto derivó en un incremento de los precios al consumidor, sofocando la demanda general.

El 2023 no ha sido más amable con el sector, ya que, dentro de un contexto económico marcado por presiones inflacionarias a nivel mundial, los principales mercados de vino han experimentado descensos notables en el consumo. Aunque hay excepciones, las condiciones predominantes han ejercido una presión considerable sobre el poder adquisitivo de los consumidores, contribuyendo aún más a la disminución del consumo de vino a nivel mundial en los últimos dos años.

España, uno de los pocos salvavidas del vino

En cuanto a los principales mercados consumidores, la Unión Europea representó en 2022 un mercado de 107 mhl, lo que equivale al 48% del consumo mundial. Aunque este número ha visto una ligera disminución del 1.8% en comparación con el año anterior, se sitúa más de un 5% por debajo de su promedio de la última década. Dentro de la UE, Francia se mantiene como el país con el mayor consumo, con una estimación de 24.4 mhl en 2023, lo que supone una reducción del 2.4% respecto a 2022. Italia y Alemania le siguen, con consumos de 21.8 mhl y 19.1 mhl respectivamente, ambos también por debajo de sus promedios.

En contraste, España es uno de los pocos grandes mercados que no experimentó una caída en 2023, reportando un volumen total de consumo de 9.8 mhl, un incremento del 1.7% respecto al año anterior. Por otro lado, países como Portugal y los Países Bajos vieron las mayores caídas en consumo entre los grandes mercados de la UE, con un -9.2% y un volumen de consumo un 9% por debajo de su promedio de los últimos cinco años, respectivamente.

La situación fuera de Europa

Mirando fuera de Europa, en el Reino Unido, el consumo de vino disminuyó un 2.9%, mientras que en Rusia, sorprendentemente, el consumo aumentó un 3.0%, volviendo a los niveles previos a la pandemia. Suiza registró el volumen más bajo de consumo de vino del siglo XXI, con una disminución del 3.0% respecto a 2022.

En el continente americano, Estados Unidos, el mayor mercado de vino a nivel mundial, vio reducir su consumo en un 3.0%, alcanzando los 33.3 mhl. Canadá también experimentó una caída, marcando la primera vez desde 2016 que el consumo total cayó por debajo de los 5 mhl. En cuanto a América del Sur, Argentina registró un descenso del 6.2%, mientras que Brasil reportó un notable incremento del 11.6%, volviendo a los niveles de 2020-2021.

Este panorama nos muestra cómo, pese a la resiliencia en ciertas áreas, el consumo de vino a nivel global enfrenta retos significativos que requieren atención tanto de productores como de mercados consumidores. La evolución de este sector seguirá siendo un tema de interés dado su impacto en la economía y cultura de numerosos países.

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