Vinos mexicanos y su perfecta combinación con la gastronomía local

El 7 de octubre es una fecha señalada en el calendario de todo buen amante del vino. Es el Día del Vino Mexicano, una ocasión que nos brinda la posibilidad de sumergirnos de lleno en la vasta y apasionante cultura vinícola del país. Más allá de ser un simple recordatorio en el almanaque, representa una invitación a conocer y apreciar la creciente industria vitivinícola de México.

Los vinos, con sus distintas notas y matices, ofrecen un universo de sabores que van desde lo frutal hasta lo terroso. Estas características los hacen ideales para ser combinados con diversos platos, logrando así una experiencia culinaria única y enriquecedora. Y es que el maridaje, ese arte que busca la perfecta sintonía entre comida y bebida, transforma una comida común en una experiencia inolvidable. Es un delicado equilibrio que busca el perfecto contrapunto entre los sabores, llevando al paladar en un viaje de emociones y descubrimientos.

Contrariamente a la creencia popular de que el vino solo puede ser maridado con platos de alta cocina, la gastronomía mexicana, con su rica variedad de sabores y texturas, se presenta como el escenario perfecto para explorar nuevas combinaciones. Esta tendencia ha ido ganando adeptos en los últimos tiempos, mostrando que no hay límites cuando se trata de descubrir y disfrutar nuevos maridajes.

En este sentido, un vino blanco, ligero y afrutado, puede ser el complemento perfecto para un ceviche fresco o para unos tacos de pescado, aportando una nueva dimensión a estos platos. Por su parte, un vino tinto, robusto y con notas especiadas, se convierte en el compañero ideal de un mole tradicional o una carne asada. Así, las distintas acideces y sabores de los vinos logran un balance con la grasa de ciertos platos, equilibrando y enriqueciendo la experiencia culinaria.

Desde Pozo de Luna, una vinícola boutique situada en Soledad, San Luis Potosí, nos llegan propuestas de maridajes sorprendentes y novedosos para sacar el máximo partido a la gastronomía mexicana:

• Sauvignon Blanc: Con aromas cítricos, recuerdos de durazno blanco, lichi, jalapeño fresco, hierba y tomillo, se presenta como el acompañante ideal para el aguachile verde de camarón, lengua en escabeche o un delicioso pozole.
• Viognier: Sus notas de manzana roja, cítricos confitados, nectarina y un suave perfume floral, lo hacen perfecto para el pescado zarandeado.
• Ensamble (Cabernet/Merlot/Syrah): Con toques de pimiento verde, terracota y especias, es magnífico con un cortadillo norteño, realzando los tacos al pastor o chuletas adobadas de cerdo.
• Merlot: Ideal para pescado a la veracruzana, tacos de barbacoa o chiles rellenos en salsa de tomate, gracias a sus notas de frutos rojos.
• Syrah: Su frescura y mineralidad lo hacen perfecto para un chamorro adobado, tlayuda con tasajo, todos los tipos de mole y el asado de boda potosino.
• Malbec: Sus intensas notas de frutos negros y azules son el acompañante perfecto para los mixotes de cordero, carne asada o cabrito al horno.

En el fascinante ámbito del maridaje, Pozo de Luna emerge como el colaborador esencial, elevando la gastronomía mexicana a un nuevo nivel de disfrute y deleite.