Rafael del Rey: “Debemos creer en nuestro producto, cambiar la perspectiva hacia el consumidor y mejorar la formación del sector”

Desde el OeMv tienen confianza en el impulso y las nuevas ideas que pueda poner el marcha la Interprofesional del Vino

Carmen Fernández

Lunes 11 de Enero de 2016

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Rafael del Rey, Director General del Observatorio Español del Mercado del Vino

Aún con mucho vino por vender, el sector vitivinícola español cierra un ejercicio en el que, a falta de los datos definitivos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, algunos expertos analizan como de progresiva normalización frente a un complicado 2014 y en el que España se consolida como el primer exportador mundial, aunque con fuerte dependencia de los precios. Recién comenzado el 2016, analizamos con el director del Observatorio Español del Mercado del Vino, Rafael del Rey, las claves del sector para este año, centradas en seguir añadiendo valor a nuestras exportaciones al tiempo que incrementamos el consumo de vino interno y, por qué no decirlo, comenzamos a creer más en las posibilidades competitivas a nivel global de los vinos españoles, que merecen competir en segmentos de mercado de mayor valor.

Los expertos analizan el 2015 como un año de normalización en el que las exportaciones han dado alegrías al sector, ¿cuál es su lectura de este año recién finalizado?

Tras la salida masiva de vinos en 2014, derivada de la abundante cosecha del año anterior, las ventas en 2015 han mantenido las tendencias esperadas de menor crecimiento en volumen, paulatina mejora de los precios medios y relativa recuperación en términos de valor. Pese a volver en 2014 a una cosecha relativamente equilibrada, España todavía tiene mucho vino que vender y los mercados internacionales son los que mejor se comportan. Así, con las últimas cifras disponibles a octubre del 2015, observamos que el volumen ha seguido creciendo pero a niveles inferiores a los del año anterior, con subida interanual del 9,2%, donde todavía crecen más los graneles (12%) pero se recuperan con fuerza las ventas de envasados (7,5%). Esta dependencia – aún – de las exportaciones españolas sobre el precio, genera que todavía éste registre una disminución respecto al año anterior (-5,8%) hasta situarse en 1,10 euros por litro de media general, de los que el granel se vende a una media de 36 céntimos por litro y el envasado a algo más de dos euros.

Crecimiento aun fuerte de los volúmenes a precios que, aunque bajan lo hacen más suavemente que antes, generan una tímida recuperación de las ventas en términos económicos, de apenas el 2,9% a octubre por caída del valor en euros de las ventas de granel (-2,9%) que consigue ser superada por el crecimiento de las ventas de vinos envasados (+4,9%), de los que tiran con fuerza los vinos con denominación de origen y con indicación geográfica. En definitiva, se mantiene fuerte la salida de vinos en volumen, consolidando a España como primer exportador mundial, pero caen algo menos los precios medios, lo que permite que se gane algo más de dinero por nuestras exportaciones.

¿A qué se debe el descenso del precio del vino y por qué es tan complejo invertir la tendencia?

Los precios son el resultado del equilibrio entre la oferta y la demanda, y evolucionan en el tiempo según lo hagan los distintos elementos de una y otra. Por ejemplo, en exportaciones, los precios de los vinos españoles han sido todavía relativamente bajos porque aún había mucho vino que vender y una proporción muy grande de nuestro vino solo se sabe o se puede vender en los mercados de más bajo precio, compitiendo como una commodity más en el suministro a nuestros propios competidores.

Sin embargo, los precios medios durante la vendimia, hacia finales del pasado año, han sido superiores a los de la cosecha anterior en la mayoría de los lugares y eso porque las existencias al inicio de la campaña ya eran algo menores y la cosecha, aunque en la media de los últimos años y sin aun cifras definitivas, parecía que no sería muy larga.

El cómo evolucionen en el futuro dependerá básicamente de tres factores fundamentales:

  • El equilibrio entre lo que producimos y lo que somos capaces de vender bien en los distintos mercados de vino y productos vitivinícolas,
  • La adecuación cualitativa entre lo que producimos (por varietales, por color, por sabores, etc.) y lo que demandan los distintos segmentos de mercado (si producimos muchos kilos de vinos base para mezcla con otros, no podemos esperar grandes precios)
  • Y muy especialmente, la mejora paulatina en la capacidad de comercialización de los distintos vinos que ponemos en los diferentes mercados y segmentos de mercado, de tal forma que, cuantos más vinos premium seamos capaces de vender en los mercados más dispuestos a pagarlos, mejores serán nuestros precios, mientras que si nos quedamos en la oficina esperando a que nos hagan un pedido de una cisterna, difícilmente podremos defender un buen precio.

“El precio medio de las ventas de vinos españoles al mundo debe ir aumentando del poco más del euro por litro actual hacia los 2 y los 2,50 euros por litro en el futuro, semejante a Italia”

En cuanto a las exportaciones, han subido hasta alcanzar los 2.143,8 millones de euros entre enero y octubre (+3,6 %), ¿es suficiente incremento? ¿el sector debe seguir trabajando en el incremento del valor de las exportaciones, del volumen o de ambos?

La clave está en el valor. Y no, no es suficiente. Mirándolo con perspectiva, debemos reconocer que el avance de los vinos españoles en los mercados internacionales ha sido extraordinario en los últimos años. Pero es tanto el camino por recorrer y con tantas posibilidades que no podemos quedarnos satisfechos. Es cierto que en 2015 se ha mantenido un crecimiento de las ventas en litros pese a no tener tanto vino para vender como el año anterior. Es cierto que se va recuperando el precio medio y las ventas de vinos envasados y, en particular, de las de DO, tiran del valor hasta poder superar los 3.000 millones a final del año. Pero no es suficiente.

El precio medio de las ventas de vinos españoles al mundo debe ir aumentando del poco más del euro por litro actual hacia los 2 y los 2,50 euros por litro en el futuro, semejante a Italia. Esa evolución nos situaría en la posibilidad de superar los 5.000 millones de euros en facturación exterior en pocos años, incluso a costa, si fuera necesario, de perder algo de volumen. Para ello, la mejora en la comercialización debe propiciar un aumento significativo de las ventas de vinos envasados con marca, en los diferentes segmentos de mercado, de los que una parte cada vez mayor en los segmentos premium, y, puesto que los más de 1.300 millones de litros que ahora vendemos a granel no desaparecerán en el corto plazo, también es importante ir aumentando el precio medio de los graneles hacia segmentos de vinos varietales y mercados finales de mayor valor.

¿Cómo valora el trabajo desarrollado durante este año por la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) y sus acuerdos para la puesta en marcha de campañas de promoción de consumo y defensa del productor?

Desde todo el sector se observa con gran ilusión y esperanza la puesta en marcha de la OIVE, que ha de permitir mejorar el consumo de vino en España, potenciar la categoría del producto en todos los mercados, contribuir a su profesionalización y disponer de una mejor información que redunde en beneficio de todos los operadores. Pero estos instrumentos no se improvisan y requieren un tiempo para estar en funcionamiento de forma eficaz.

Entendemos que las organizaciones del sector están dando todos los pasos necesarios para que sea un instrumento útil, profesionalizado y muy apreciado por el conjunto de los operadores del sector y confiamos en que la interprofesional aporte ideas, empuje y recursos.

¿Qué problemas principales sigue acusando el sector vitivinícola?

Como en muchos otros sectores de la economía y la sociedad españolas, quizás el principal problema que tenemos es una relativa falta de confianza en nosotros mismos; creer en nuestro producto y sus posibilidades competitivas así como en las condiciones para venderlo en los segmentos de mercado donde merecen estar. Una mentalidad que crea en las posibilidades de nuestros vinos, en la necesidad de profesionalizar el sector y mejorar en su formación, en la obligación de conocer mejor todos los mercados en los que podemos estar, más volcada en el conocimiento de los distintos tipos de consumidores que en la solicitud de ayudas públicas y, por ello, más abierta a buscar las formas en que responder a esas necesidades y gustos de los consumidores, es la clave para progresar en el magnífico futuro que tienen los vinos españoles.

Ha sido un año de cambios también en las regulaciones y normativas, ¿cómo se ha adaptado el sector español?

El sector español del vino tiene una capacidad extraordinaria de adaptación a los cambios… cuando no queda más remedio que adaptarse. La nueva normativa de plazos de pago, la puesta en vigor de la Ley de denominaciones de origen supra autonómicas o la nueva reglamentación sobre declaraciones de existencias y salidas son cambios profundos en el sector, que muestran lo muy intervenido que está, pero a los que no queda más remedio que adaptarse. Cambios que idealmente deberían conducir a un mayor dinamismo, más transparencia y mejor información sobre la evolución del vino español.

Y para 2016 queda la adaptación al nuevo modelo de autorización de plantaciones que sustituye al de derechos, existente hasta el pasado 31 de diciembre. El del vino sigue siendo un sector muy regulado en comparación con otros sectores agroalimentarios y económicos españoles y es importante que esa regulación no desvíe la importancia esencial que tiene el preocuparse por los mercados, las ventas y la satisfacción de las necesidades de los consumidores, que son los que finalmente mantienen todos los eslabones del sector.

¿Qué retos debe afrontar con urgencia en 2016?

En este 2016 debemos ver la puesta en funcionamiento de la interprofesional del vino y la adaptación a la nueva ley de DDOO supra autonómicas, así como el funcionamiento del régimen de autorización de plantaciones. Pero los retos a medio plazo siguen siendo el de la recuperación del consumo del vino en España, particularmente entre los jóvenes y las mujeres y confiando en una mejora progresiva del consumo en hostelería; la mejora del enoturismo y los distintos sistemas de venta directa, fundamentales para un buen número de bodegas y el modo de atraer nuevos consumidores, y, en tercer lugar, la mejora del valor de nuestras exportaciones por el cambio hacia graneles de mayor valor y, sobre todo, mayor cantidad de vinos envasados con marcas de prestigio creciente y sobre la base de una fuerza comercializadora cada vez mayor y más profesionalizada.

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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