El vino, la uva y su presencia en expresiones populares

Cuando se realiza una compra de vino por Internet rara vez nos paramos a pensar en la importancia del vino en...

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Martes 15 de Mayo de 2018

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Cuando se realiza una compra de vino por Internet rara vez nos paramos a pensar en la importancia del vino en nuestras expresiones populares.  No debe haber casi nadie que no haya empleado nunca esa expresión tan archiconocida que alude al mal humor o al enfado: estar de mala uva. ¿Cuántas veces hemos podido utilizarla a lo largo de los últimos tiempos? Infinitas... Y sin saberlo incorporamos una vez más al vino, a su materia prima, en nuestro vocabulario. ¿Por qué? ¿De dónde viene esto? Es cierto que el español cuenta con muchísimas expresiones protagonizadas por algún tipo de alimento y, al ser así, el vino, y con él las uvas, no podían dejar de aparecer en una lengua como la nuestra; una lengua de un país en el que el vino se destaca, entre otros, como uno de sus principales atractivos.

No nos extrañe entonces, que esta popular expresión que alude al mal carácter y que utilizamos con tanta frecuencia, tenga que ver con el vino o con un exceso de él. Las uvas hablan del humor y de un estado de cierto enfado de carácter más esporádico que permanente.

Estar de mala uva, aludía entonces, a un consumo excesivo de vino cuyas consecuencias eran la borrachera y el humor violento e insoportable de quien las padecía. Pero una cosa era estar de mala uva y otra tener mala uva. Más fuerte la segunda que la primera, hace referencia a un carácter antipático y a unas malas intenciones.

Hubo un tiempo en el que a las borracheras se las conocía por el nombre de 'uva' puesto que era ésta la materia con la que se elaboraba el vino, y el vino, casi el único producto cuyo consumo excesivo conseguía antiguamente, emborrachar a los asiduos a las tabernas. Desde entonces ha permanecido esta expresión que hoy en día forma parte de nuestro vocabulario actual, aunque con otro significado.

Explicado este origen, es interesante recordar otras expresiones que, con diferentes tipos de alimentos como protagonistas, pueblan nuestro refranero y nuestro lenguaje. Sirvan de recordatorio 'estar como un fideo', 'dar calabazas', 'ponerse como un tomate' o 'pedirle peras al olmo'. Todas ellas son susceptibles de componer un menú lingüístico de lo más completo y de ser marinadas con uno u otro estado de ánimo; son susceptibles de pronunciarse, apelando a nuestros antepasados, de 'buena o mala uva'; eso, claro está, dependería del momento y si al momento lo acompaña un buen vino y un buen brindis, mejor que mejor.

Un artículo de Leonel Rodriguez
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