ENOLOGÍA PARA TODOS: La calidad

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Jueves 03 de Mayo de 2018

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En nuestra vida diaria no dejamos de oír la palabra "calidad" y no es diferente en el mundo del vino. El consumo de vino ha evolucionado, y hemos dejado de consumir vinos "ordinarios" para disfrutar vinos de "calidad". Cada día, todos los viticultores y bodegueros nos esforzamos para ofrecer al consumidor un producto de calidad. Pero, ¿qué es exactamente la calidad?

En el vino podemos analizar este concepto desgranándolo en cinco criterios: calidad sensorial, nutritiva, toxicológica, formal y cultural.

La calidad sensorial es la más conocida y comentada en el mundo del vino, ya que es apreciada mediante la cata. Como decimos siempre, el mejor vino es el que más te gusta, y dependiendo del contexto apreciamos un mismo vino de manera diferente. No será igual si lo tomamos en un aperitivo, en casa o en un buen restaurante. De la misma manera, nuestra formación influye mucho en la calidad sensorial, ya que un neófito en el mundo del vino no catará igual que un profesional. Podemos concluir que la calidad sensorial depende del encuentro entre un vino, una persona y un contexto dado; si alguna de las variables cambia la cata será diferente.

La calidad nutritiva ha sido puesta en cuestión desde los inicios del consumo de vino. Ya en el siglo XIII, Arnaud de Villeneuve, médico del Papa, escribía: "tomado en dosis convenientes, el vino es un alimento y un remedio; el más grande y el mejor amigo del hombre y de la naturaleza humana". Hace unas semanas hablamos de la paradoja francesa y de los beneficios del consumo moderado de algunos compuestos presentes en el vino, como el famoso resveratrol, para el corazón. El vino no es un producto necesario para la alimentación, pero tampoco inútil. Los beneficios de un consumo moderado han sido constatados científicamente, pero solo puede justificarse su ingesta por el placer que obtenemos al beberlo.

La calidad toxicológica identifica las sustancias que pueden ser tóxicas si nos excedemos de la dosis. Hoy en día no se conocen sustancias en el vino que puedan ser peligrosas a no ser que se consuman decenas o centenas de litros al día. Estas sustancias están naturalmente presentes en todos los vinos, vienen de la uva o las fermentaciones, y raramente pueden provenir de orígenes accidentales o fraudulentos. La principal sustancia que puede ser tóxica si nos excedemos es el alcohol, por ello siempre recomendamos un consumo moderado. En general, si hay contaminaciones de otras sustancias tóxicas encontraremos un mal olor o sabor, así que de todas formas, evitaremos beberlo. Digamos que una buena calidad toxicológica es algo que se da por hecho cuando existe calidad formal y sensorial.

La calidad formal es aquella que corresponde a las normativas de la Denominación de Origen, de la indicación geográfica, o las reglas de un concurso. Uno de los criterios para constatarla es la famosa trazabilidad, con la que podemos conocer el origen de la uva y todos los pasos intermedios hasta que la botella llega al cliente. Todas estas etapas de la elaboración deben estar recogidas por escrito para constatar que han sido bien aplicadas. En los vinos de Denominación de Origen es muy fácil reconocer esta calidad formal, ya que veremos en la botella la contraetiqueta que lo acredita y que confirma que ha pasado todos los controles de calidad necesarios para merecerla.

En los países productores de vino, como el nuestro, el vino es una identidad cultural. Está perfectamente integrado en nuestra cultura mediterránea y occidental (ahora también mundial) y todos asociamos el vino a cualquier tipo de celebración. Es muy común encontrar en las etiquetas el año de creación de la bodega, o alguna referencia histórica de la producción de vino en la zona, siendo el vino el hilo conductor desde el pasado hasta nuestros días. Esta calidad cultural puede verse como una estrategia de marketing cuando el consumidor quiere conocer el contexto cultural en el que se ha producido ese vino.

Los productores de vino se refieren a los cinco conceptos al mismo tiempo cuando nos proponen un vino de calidad: aunque nos pueda gustar más o menos, el vino estará bien hecho, (sin problemas o desviaciones) y ese buen hacer está reconocido por un organismo externo como por ejemplo una Denominación de Origen o una medalla de algún concurso.

Fuente: Connaissance et travail du vin. J. Blouin et E. Peynaud

Por Cristina Vegas Gómez

Cristina Vegas es nieta del fundador de Avelino Vegas. Es licenciada en Biotecnología y cursó sus estudios de Enología en la universidad de Burdeos.

Un artículo de Avelino Vegas
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