La Filoxera en España

¿Qué es la Filoxera? La Filoxera es un insecto parásito de la vid que causa una enfermedad a la planta que la...

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Miércoles 12 de Noviembre de 2014

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¿Qué es la Filoxera?


La Filoxera es un insecto parásito de la vid que causa una enfermedad a la planta que la hace morir. Desde su aparición representa un gran problema para la viticultura mundial, aunque en la actualidad existen múltiples técnicas para su control. 


La filoxera de la vid fue estudiada por primera vez en Estados Unidos, en el año 1854, por el entomólogo Asa Fitch, observando el insecto en las agallas de las hojas, denominándola Pemphigus vitifoliae. Años más tarde Henry Schimer, en 1867, también en América, la descubre no solamente en las agallas, sino también en su forma alada, denominándola Dactylosphaerea. 

En Europa casi en la misma época (1863) se señala su presencia en un invernadero de uvas de Hammersmith, cerca de Londres y en algunos otros puntos de Inglaterra e Irlanda, también en cultivos de estufa, siendo estudiada por el entomólogo Westwood en 1867, denominándolo Perytimbia vitisana.

En Francia la filoxera fue descubierta por Planchon en el año 1868 en el Gard y Burdeos, denominándolo Phylloxera vastatrix. Más tarde la filoxera se extiende por Europa, pasando a los viñedos de casi todo el mundo, con excepción de Chile, Chipre, Irán, Irak, Afganistán, Egipto y algún otro de dudosa presencia.


La Filoxera en España



Según datos oficiales el primer foco filoxérico en España se comprobó en el año 1876 en la finca “Lagar de la Indiana”, en el término de Molinejo, en la provincia de Málaga. La infección fue producida por la plantación de material francés, traído por un viverista residente en Madrid.

Escasos años más tarde, en 1878, se detecta la filoxera en explotaciones vitícolas del Ampurdán, Rosas y Cadaqués, a lo largo de la Costa Brava, en Gerona, procedente también de Francia y en el año 1882 hace su aparición en Villadervos, en los valles de Verín y Monterrey, en Orense, con procedencia de la vecina región portuguesa de Tras os Montes. 

Los tres focos de la infección en España se encontraban estratégicamente situados como “cabezas de puente”, para con la ayuda de otras penetraciones por Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz y Navarra, llegar prácticamente a dominar la casi totalidad del viñedo nacional en solamente unos cuarenta años desde su aparición.

Tras una corta tregua, debida fundamentalmente a las barreras naturales de nuestro accidentado país, clima y suelos adversos, la filoxera prosiguió su camino y a pesar de la lentitud que desde entonces la caracteriza, hizo su aparición en los últimos reductos, llegando en el año 1918 a filoxerar todas las provincias, con excepción de las dos canarias, que en la actualidad todavía permanecen indemnes. 

Desde el año 1918 todo territorio nacional, con excepción de Canarias, fue reconocido oficialmente filoxerado quedando libre la circulación y comercio de plantas de vid, pero todavía existen superficies de terreno indemnes, en las que se puede cultivar la vid franca de pie, debido fundamentalmente a las especiales características de sus suelos y condicionamientos climáticos. 

La plantación de viñedos francos de pie en nuestro país es factible de realizar en muchas situaciones, pero siempre es aventurado hacerlo, debido a futuras y no previsibles contaminaciones filoxéricas o recrudecimiento de su actividad, como desgraciadamente hemos tenido la ocasión de comprobar en bastantes casos de plantación precipitada. Es decisión que debe tomarse con máxima cautela y prudencia. 




El control de la filoxera se basa en el injerto de variedades europeas sobre portainjertos resistentes. La Riparia, la Rupestris, la Berlandieri, puros o hibridados, ofrecen una gran garantía. A veces también es necesaria una lucha directa en la parte aérea de la planta, mediante tratamientos de invierno/primavera en el momento de la aparición de las agallas de la primera generación.

En conclusión, la filoxera es una plaga de la vid que en la actualidad se encuentra bajo control en nuestro país pero que, no deja de ser uno de los principales temores junto con el cambio climático de los viticultores, pues aún cuesta olvidar la gran cantidad de viñedos que arrasó a finales del siglo XIX y principios del XX en todo el continente europeo. No obstante, los viñedos que lograron sobrevivir son considerados auténticas joyas enológicas.

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