¿Cuál es el origen de romper una botella para bautizar un barco?

Las ceremonias asociadas al lanzamiento y nombramiento de barcos están basadas en tradiciones de cientos de años de antigüedad. Estas...

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Martes 26 de Agosto de 2014

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Las ceremonias asociadas al lanzamiento y nombramiento de barcos están basadas en tradiciones de cientos de años de antigüedad. Estas ceremonias son muy importantes ya que se realizan cuando un barco o un velero es puesto por primera vez en el mar luego de su construcción, y es allí que generalmente se aprovecha la ocasión para bautizar la nave y darle el nombre que llevará por siempre.

El origen de botar un barco a la mar con una botella de vino procede de una antigua superstición con origen en la seguridad de los marinos. Antiguamente salir a mar era un acto de valor que conllevaba numerosos riesgos.

En la antigüedad se ofrecían sacrificios al lanzar un barco a la mar como una forma de solicitar seguridad a los dioses.

Los vikingos usaban sangre humana y los romanos rodaban su barco sobre corderos.

Griegos y romanos se encomendaban a sus mitológicos dioses del mar, adornaban sus cabezas con ramas de oliva y bebían vino, mientras volcaban agua en el nuevo barco como símbolo de bendición.

También luego otras religiones incluyeron sus creencias en los lanzamientos de barcos, como cristianos y judíos que utilizaban agua y vino para la bendición de las naves y para contar con la protección del dios, mientras que en otras civilizaciones, como en el Imperio Otomano, se hacían incluso sacrificios rituales de animales.

Estas connotaciones religiosas se han mantenido en las ceremonias para bautizar barcos a lo largo del tiempo, sobre todo en países donde predomina el catolicismo.

En un documento del año 1610, el constructor de una de los barcos de la Marina Real del Reino Unido describe el lanzamiento y bautismo de esta nave en el que se contó con la presencia del Príncipe de Gales, y explica cómo el príncipe sostenía en su mano una gran copa diseñada con metales preciosos y llena de vino, bebía un trago ceremonial y luego vertía el contenido de la copa sobre el barco. Finalmente la copa era lanzaba por sobre la borda y cedida como obsequio al constructor del barco.

Con el crecimiento de la economía surgió la necesidad de construir cada vez más barcos y, por lo tanto, los lanzamientos se fueron haciendo cada vez más frecuentes, y resultaba muy costoso contar con una de estas copas en cada uno de ellos; primero se empezaron a reutilizar las copas en varios bautismos de barcos, hasta que finalmente se sustituyó por una botella que se rompe sobre la proa del barco. 

Esta práctica quedó finalmente instaurada durante el siglo dieciocho, aunque varía de acuerdo a los distintos países.

En España no fue hasta finales del siglo XIX cuando se empezó a hacer. En nuestro país, debido al carácter religioso que siempre nos ha acompañado a lo largo de la historia, se prefería botar un barco con la bendición por parte de un sacerdote. Añadir que cuando se adquirió la costumbre de romper la botella contra el casco del barco no se perdió el hecho de que fuese bendecido hasta bien entrado el siglo XX. Durante el régimen franquista el "generalísimo" obligó a suplir la botella de champan  por una de vino de Jerez o de la de otro vino de fabricación nacional.

La primera descripción de un bautismo en los Estados Unidos es la del lanzamiento de una famosa fragata en el año 1797, llamada Constitution por el propio presidente George Washington en honor a la constitución de su país, durante el cual se rompió una botella de vino Madeira. 

A partir de estos antecedentes se fue generalizando la práctica y manteniéndose hasta hoy en día, siempre como símbolo de un buen augurio para los navegantes del barco.

A partir del siglo diecinueve otras costumbres se fueron haciendo regla en estos bautismos, como la de utilizar una botella de champagne, básicamente por ser esta una bebida asociada a festejos o celebraciones, y también la de que sea una mujer la que oficie como patrocinadora del barco y encargada del procedimiento de romper la botella.

Sin duda esta es una de esas costumbres que todos conocemos o hemos visto alguna vez, pero que muchas veces ni siquiera sospechamos que provengan de tradiciones tan lejanas y con un peso que se ha mantenido a lo largo de tantos años.

Un artículo de Luis Pablo
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