Invertir en vinos sigue siendo tremendamente rentable

La historia reciente confirma que la apuesta por el vino siempre ha sido una buena idea

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Miércoles 12 de Mayo de 2021

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Desde que los aliados hallaran la bodega secreta de Hitler el 4 de mayo de 1945, estratégicamente escondida en la montaña Obersalzberg, a la que accedieron con explosivos, y en la que encontraron quinientas mil botellas del mejor vino del mundo, sabemos que en Europa el vino siempre ha sido una buena inversión.

La revista Forbes destaca que una compra de 100 dólares en vinos realizada en 1952, ahora tendría un valor de 420.000 dólares, es decir, un beneficio de 419.900 dólares, una ganancia enorme.

El precio más alto alcanzado por una botella de vino en la historia, lo encontramos en una subasta en Sotheby´s, Nueva York, con la compra en octubre de 2018 de una botella de Romaneé-Conti DRC 1945, por la que pagaron 558.000 dólares.

Un viticultor francés señala en el libro 'La guerra del vino' de Ediciones Obelisco, de 2006, que el vino alberga algo trascendente, como si se concentrara una vida completa en cada botella que descorchamos. Sabedores de que sus tierras ya estaban allí antes de que llegasen ellos y que seguirán mucho después de que hayan desaparecido. Cada cosecha viene a renovar las promesas hechas en la primavera. Viven inmersos en ese ciclo continuo y eso les proporciona un sabor de eternidad, señala el experto.

Charles Foley especialista de la casa de subastas Christie's destaca que el vino ha sido una extraordinaria inversión durante los pasados treinta años. Fundamentalmente los borgoñasburdeos, y los vinos californianos.

El enólogo español Telmo Rodríguez también apunta que si no hay destinatario final, es decir, si nadie se bebe la botella de vino, esta inversión no tendría sentido, ya que no hay que olvidar que hay vinos que dan muchas vueltas, se los pasan unos a otros y nunca se abren.

El distribuidor Quim Vila, por su parte, incide en el hecho de que los Burdeos suponen el 23% de las ventas totales en las subastas, con una revalorización del 5% anual, por lo que existe más especulación con ellos.

Miguel Ángel García Vega señala en El País que España cuenta con la mayor superficie de viñas de la Unión Europea, con bodegas históricas y una gastronomía de alto nivel que se puede maridar con excepcionales vinos de lujo.

Desafortunadamente, el vino español no se encuentra en la mente de los inversores mundiales y, salvo algunos vinos de Vega Sicilia, irónicamente una bodega con nombre italiano, España no es objetivo de los inversores en vino.

Así, el enólogo Álvaro Palacios recuerda que hasta que las denominaciones de origen no comiencen a elaborar la clasificación de viñedos en base a su calidad y los acrediten por municipios y viñas únicas, seguramente los inversores más potentes no les darán a nuestros vinos la importancia que merecen.

Además Palacios destaca que en España, la categoría de amparo para los vinos todavía es solo regional y esa gama parece no interesar a los inversores de futuro en grandes vinos.

Un artículo de María Torres
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