4 trucos infalibles para quedar bien ante cualquier carta de vinos

Puede parecer complicado, pero existen claves para acertar sin hacerse un lío.

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Lunes 03 de Mayo de 2021

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Hay quienes se asustan cuando les llega una carta de vinos en su restaurante favorito. ¿Por dónde empezar?, ¿qué elegir para acertar?...etc. La clave es saber cribar la información que nos presentan. Recuerda que una carta de vinos no se mide por la cantidad de opciones que te ofrece, lo hace por la calidad de los mismos y su oportuno maridaje.

Además, cada vez más cartas de vinos se ajustan al 'modelo minimalista', ofreciendo opciones muy concretas, diáfanamente explicadas y catalogadas, que animan y permiten al consumidor elegir sin miedo ni complejos injustificados.

Pero tal y como apunta Mara Sánchez en Alimente, hay a quienes no les gustan las recomendaciones de la casa y prefieren hacer saber sus preferencias eligiendo sin orientaciones previas. Algo que se sigue viendo muy bien en comidas con amigos.

1. Origen

Dependiendo de dónde estés, siempre es una gran opción pedir vinos de la zona, los lugareños lo agradecen y seguramente acertarás con el estilo de comida que te sirvan, ya que la gastronomía y el vino, como sabes, siempre van de la mano. Además es muy común que las opciones sean variadas, por lo que incluso descubrirás en una cata improvisada, vinos muy interesantes, seguramente a muy buenos precios, algo que siempre es un plus.

Es interesante abrirse a probar nuevas opciones de vinos, ya que si bebes o pides siempre los mismos, a buen seguro te perderás grandes descubrimientos, como decimos, a un costo muy razonable en relación calidad-precio.

2. Tamaño y cantidad de botellas

El vino evoluciona de distinta manera en una botella o en otra, fundamentalmente en las elaboraciones con envejecimiento. Cuántas botellas pedir es complicado saberlo, pero la norma habitual es que para 4 personas, 2 botellas son una buena forma de comenzar, y para dos o tres personas, con una suele ser correcto. Ahora bien, hay establecimientos que trabajan el formato mágnum, en ellas el vino evoluciona mejor, y te aseguras estar tomando de la misma botella todo el tiempo.

3. Añada

Esta es una de las claves principales. Pero sin entrar en detalles técnicos a más profundidad, debes saber que un vino joven es aquel que pertenece a la última cosecha, un crianza ha estado envejeciendo unos dos años, de los que uno ha sido como mínimo en barricas de madera, y si hablamos de reservas, son tres años envejeciendo, también con un año mínimo en barricas de madera.

4. Una vez servido

Oler el vino es capital, y ver qué sensaciones te transmite, algo que también debes hacer al probarlo, paladeando bien antes de tragar. La temperatura es clave, no dudes en pedir una cubitera, da igual que sean vinos blancos o tintos, deben estar frescos. ¡Y a disfrutar!.

Un artículo de María Torres
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