La cadena de valor en el sector del vino ( I )

Sábado 16 de Enero de 2021

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Primera parte

Hay datos en el sector del vino que, aunque resultan muy conocidos para los profesionales y el público especializado, es oportuno recordarlos para que muchas personas del común sean conscientes de la importancia y trascendencia del sector vitivinícola español.

España es líder mundial en superficie de viñedo, con más de 950.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid (en media del último lustro). En superficie dedicada al cultivo de viñedo ecológico también se consolida el liderazgo español, superando el 13 % de la superficie total de viñedo para vinificación en 2019. Y en cuanto a la producción, nuestro país, con una producción en torno a los 38 millones de hectolitros anuales, es el tercer país mayor productor de vino mundial después de Italia y Francia, contando un centenar de denominaciones de origen protegidas.

A lo anterior, y sumando valor, se unen las 97 denominaciones de origen protegidas y 42 indicaciones geográficas protegidas del sector vitivinícola, y algo más de 4.000 bodegas productoras y elaboradoras de vino, junto a una extensa red de establecimientos de distribución y venta de productos vitivinícolas.

Toda esta red del vino desde la cepa hasta su copa, en ocasiones poco visibilizada, genera un efecto multiplicador y arrastre sobre otras múltiples actividades económicas como industria de la madera, vidrio, corcho, fabricación de maquinaria y bienes de quipo, etcétera, y otro buen número de actividades colaterales de las que resulta su mayor exponente el enoturismo, con un número creciente de actividades y rutas del vino por casi toda España pues, no debemos olvidar, que resulta una excepción en España la zona, territorio y/o comunidad autónoma en la que no se produce y elabora vino.

De lo expuesto hasta ahora, tendríamos pues algunas notas y características definitorias del sector vitivinícola español:

Primera.- El cultivo de la vid y la elaboración de vino es una tradición multisecular, profundamente enraizada en multitud de zonas vinícolas e imbricada a nivel social como propia e inseparable del acervo común.

Segunda.- Su extensión generalizada por todo el territorio español peninsular, así como en los territorios insulares de los archipiélagos balear y canario.

Tercera.- La segunda, la rica diversidad de tipología de vinos (algunos exclusivos a nivel mundial) y variedades de uva, cuyas elaboraciones con el mismo tipo de uva san lugar a vinos diferentes en función de factores como el suelo y el clima.

Cuarta.- El vino tiene un importante arraigo territorial que ha contribuido a cohesionar, vertebrar, dinamizar y desarrollar el medio rural en España. Y, a más a más, a fijar población en el medio rural con sus más de medio millón de viticultores y miles de bodegas que se encuentran dispersas por toda la geografía.

Un artículo de Alfredo Gómez Pascual
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