Un clásico Olaszrizling que realza las cualidades de esta variedad autóctona

Un clásico Olaszrizling que realza las cualidades de esta variedad autóctona

Escrito por Dr. József Kosárka

Hoy en día, las cifras dan testimonio de la incontestable supremacía de las principales variedades internacionales de uva, al menos por lo que se refiere a su participación en la superficie vitícola mundial (En 2018 ésta ha abarcado 7,4 milliones de hectáreas y las 13 más plantadas han representado alrededor del 35 % de la total). Al mismo tiempo, la diversidad de las otras sigue siendo actual y el interés por éstas crece aún más, en particular por aquellas nativas cuyo cultivo se limita a unas pocas regiones o países. En muchos casos, anteriormente no se ha prestado una atención adecuada a que éstas se muestren en todo su esplendor, sin embargo, en tiempos recientes un mayor número de productores se empeña en perfeccionar el trabajo en el viñedo y el proceso de elaboración para que la uva pueda manifestar su máximo potencial y el vino alcance la mayor expresión varietal. El fruto de estos esfuerzos es un abánico de joyas enológicas auténticas que reflejan una profunda identidad local apta para distinguirse en un ámbito global donde se efectúa la competencia.

En Hungría (superficie de viñedos: 59,4 mil hectáreas, producción de vino en 2019: 2,9 millones de hectolitros) se ha mantenido varias docenas de variedades de este género, e incluso últimamente se están recuperando algunas olvidadas o prácticamente desaparecidas.

Una de éstas es la Olaszrizling que se considera como verdadera propia que a principios del siglo pasado ya ha estado entre las variedades más cultivadas en el país y hoy en día sigue manteniendo una considerable presencia (3.750 hectáreas) en cuanto a la extensión de viñedos plantados de blancas. Se cultiva en todas las regiones del país, con excepción de la de Tokaj, sin embargo, se ha acomodado lo mejor en la zona adyacente a la orilla septentrional del Lago Balaton donde el suelo es volcánico mixto de textura media con estructuras arenosas y el clima es menos frío. (Se la cultiva también en otros países centroeuropeos, con nombres diferentes: Welschriesling/Austria, Grasevina/Croacia, Laski Rizling/Eslovenia, Rizlink Vlassky/República Checa.)

Su origen se lo discuta, sin embargo, se supone que debe ser francés. Se trata de una que se adapta bien a diferentes tipos de suelo, se encuentra a gusto con clima templado y resiste bastante bien a la podredumbre. Es de vigor medio a alto, de pámpano de porte horizontal, de brotación y maduración tardías. La hoja adulta tiene tamaño pequeño a mediano y forma circular de 2 a 5 lóbulos con bordes aserrados. Produce racimo de tamaño medio compacto y de forma cilídrica. Las bayas son pequeñas y redondas, de color amarillo verdoso, de piel delgada, de pulpa blanda y jugosa.

La gran mayoría de los vinos húngaros resultantes de ésta, por lo general adquire un carácter muy expresivo que transmite auténticamente la esencia última de la variedad y rasgos del terruño, y pueden alcanzar cota de calidad bien alta. En copa se presenta de color amarillo intenso, en nariz abundan aromas tanto florales como frutales, en boca una viva acidez da frescura y se siente también notas minerales. Los más destacados muestran buen ataque, estructura sólida, equilibrio, bastante longitud, final largo y delicado.

El Abasári Olaszrizling Premium 2017 de la Molnár és Fiai Pince es uno que encarna un estilo elegante y podría competir de forma digna entre los mejores de gama media. Esta bodega familiar fue fundada en 2011 y cuenta con más de 30 hectáreas de viñedo asentado sobre suelo volcánico (franco-arcilloso) en los alrededores del pueblo de Abasár (Región Mátra) donde las principales variedades plantadas son blancas, y también adquiere uva (unas 1.500 toneladas al año) a pequeños viticultores de su entorno.

La materia prima que ha dado origen a este vino es proveniente de una parcela (Sárhegy) ubicada a una altura de unos 350 metros sobre el nivel del mar. La densidad de cepas es de 3.400 por hectárea y la producción de racimos por planta no excede los 2,0 kilos por año. En el viñedo la naturaleza hizo su trabajo con la mínima intervención humana en busca del equilibro natural de la vid, en la bodega se aplicaron técnicas innovadoras en su elaboración para conseguir así mejor expresión de la añada. Esta se ha logrado por fermentación y maduración (5 meses) en depósitos de nueva generación (Flexcube: cubos de polímero permeable al oxígeno combinados con verdadera barrica de roble) asi como por filtración esterilizante (uso de cartuchos fabricados con distintas porosidades de diferentes materiales, por ejemplo, la celulosa). Como resultado, se obtiene un vino (alcohol: 12,5%, acidez: 5,4 g/l, azúcar residual: 3,2 g/l, pH: 3,48) de una tonalidad característica (amarilla dorada brillante) que en nariz muestra aromas intensos a flores blancas ( tilo, narciso, azahar) y en boca resaltan frutas maduras (durazno, melocotón , pera) con ligeras notas de almendra y de alguna mineralidad. Es envolvente y complejo, su elegancia se hace más patente tras cada sorbo hasta un final persistente. Su buena estructura y acidez bien integrada le permiten alcanzar una excelente evolución en botella.

El medio natural de la zona productora circundante constituye un gran atractivo turistico de belleza sublime. Al visitante quien alli acude le interesa también conectar con la cultura local de una forma más experiencial y al respecto esta bodega abierta es una perfecta opción de descubrimiento y disfrute de la de la viña y el vino. Una degustación de este Olaszrizling después de una caminata por rutas de la montaña cercana no solo sacia la sed sino deleita los sentidos y los momentos se transformarán en gratos recuerdos duraderos.

Budapest, 15.06.2020