La arquitectura del cereal. Los silos (Primera parte)

    Primera parte   Así como muchas bodegas en España son definidas como catedrales y ejemplos vivos de la arquitectura del vino, también...

Martes 01 de Octubre de 2019

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Primera parte

 

Así como muchas bodegas en España son definidas como catedrales y ejemplos vivos de la arquitectura del vino, también tenemos dentro de nuestra triada alimentaria (cereal, olivo y vid) las imponentes y elevadas catedrales del cereal que son los silos. Se trata de esas magníficas edificaciones construidas para almacenamiento de grano y otras funciones ligadas a la producción y distribución de cereales, integradas en el conjunto de las explotaciones rurales que, elevadas al cielo, encontramos en el medio rural desde poco después del primer tercio del siglo XX.

Como antecedentes de los silos, ya en la Edad Media surgieron por toda España una red de almacenes denominados cillas y tercias para el pago de los diezmos que se efectuaban en metálico o con el propio grano. Los pósitos, también edificaciones para el almacenamiento de cereales y con una función de préstamo a los agricultores en tiempos de escasez, tuvieron inicialmente un carácter asistencial bajo el control eclesiástico, pasando a depender de los municipios desde el siglo XVI.

Con la llegada de la Revolución Industrial, a mediados del siglo XIX, aparecen nuevos materiales en los edificios como el acero y, más tarde, el hormigón, elementos de construcción resistentes al fuego, económicos y que permiten la construcción de edificios con una gran capacidad de almacenamiento en la marcada tendencia arquitectónica posterior del siglo XX en la construcción de los silos verticales con estructuras metálicas o de hormigón.

Uno de los motivos principales del origen de los silos, como construcciones de carácter vertical elevadas al cielo, parece encontrarse en la invención de una máquina que, impulsada por vapor de agua, elevase el grano a la parte superior de los almacenes con un sistema de poleas, cadenas y cangilones, mecanismo bautizado con el nombre de "elevador de grano"

La Red Nacional de Silos se enmarca inicialmente dentro del desaparecido Servicio Nacional del Trigo (SNT), creado en agosto de 1937, en plena contienda civil española, por Decreto-Ley de Ordenación Triguera para ordenar la producción y distribución del trigo y sus principales derivados, regulando su adquisición para garantizar a la población los alimentos básicos, la disposición y movilización de los cereales y, en último término, regular su precio para, se decía, dotar y devolver al campo de forma suficiente gran parte de lo que la ciudad absorbe, en pago de sus servicios intelectuales y comerciales.

De lo anterior, se coligen tres notas sustanciales, a saber: en primer lugar, la adquisición del trigo y otros cereales a los agricultores, así como su almacenamiento en las edificaciones destinadas a tal fin, los silos; en segundo lugar, disponer de una reserva de cereal que pudiera compensar una posible mala o inferior cosecha en la campaña cerealista siguiente, así como para su posible exportación; en tercer, y último lugar, contar con un lugar idóneo para manipular la selección y tratamiento de los granos facilitando, al mismo tiempo, semillas de mayor rendimiento al agricultor.

En 1941, ya finalizada la guerra civil, el SNT dio los primeros pasos para la puesta en marcha de la Red Nacional de Silos, materializándose en 1944 con la convocatoria pública del Ministerio de Agricultura relativa al primer concurso sobre Proyectos de Silos que se efectúo en 1944. La ubicación de los silos no se realizó al azar, siendo levantados en lugares situados estratégicamente sobre las comunicaciones, en especial cerca de las líneas de ferrocarril. Así fue como en 1949 entraron en funcionamiento los primeros silos ubicado en Alcalá de Henares, Valladolid y Villada en Palencia, a los que siguieron el de Córdoba en 1951 y otros muchos, hasta totalizar entre los años 1945 y 1986 la construcción de 663 silos y 275 graneros con una capacidad total de 2.684.947 toneladas (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, MAPA).

Los pilares en la construcción de los más de 600 silos eran los siguientes: utilidad, economía y sencillez. Estos esenciales atributos son los que podemos comprobar de forma fehaciente jalonados a través del medio rural en toda la geografía española.

Desde su comienzo los gastos de construcción, ejecución y puesta en marcha de los silos fueron soportados en su integridad por el SNT, con cargo a los beneficios comerciales obtenidos. A partir de 1975, los Presupuestos Generales del Estado consignaron las oportunas partidas presupuestarias para hacer frente a estas inversiones.

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Un artículo de Alfredo Gómez Pascual
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