Viernes 07 de Marzo de 2025
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La industria del vino se encuentra en un momento de transformación debido al cambio de hábitos de consumo, con un interés por alternativas más saludables. En el reciente simposio Unified Wine & Grape Symposium, el analista de mercado Danny Brager describió el mercado de bebidas alcohólicas como un "juego de suma cero", donde el crecimiento de un segmento implica la reducción de otro. En este sentido, Brager instó a los productores de vino a considerar nuevas vías de crecimiento, como el desarrollo de vinos bajos en alcohol y sin alcohol. Aunque actualmente estas categorías no representan un volumen elevado de ventas, Brager subrayó la importancia de no subestimar su potencial.
Según datos de NIQ, el consumo de vinos sin alcohol en Estados Unidos alcanzó los 89,9 millones de dólares en 2024, un 27% más que el año anterior. En el mismo periodo, las ventas de vino de mesa cayeron un 7%. Comparado con 2021, las ventas de vinos sin alcohol aumentaron más del 88%. A pesar de que esta categoría representa solo el 0,35% del volumen total de ventas de vino, si alcanzara el 2% —cifra que actualmente representa la cerveza sin alcohol en su categoría— se podrían vender 5,8 millones de cajas adicionales al año.
La producción de vinos sin y bajos en alcohol se ha visto impulsada por la búsqueda de opciones más saludables. Según Courtney Cochran, fundadora de LoNo Wine Company, esta tendencia se aceleró durante la pandemia, cuando los consumidores comenzaron a demandar bebidas que se alinearan con sus objetivos de bienestar. Cochran explicó que el concepto de bebidas alcohólicas "sessionable", es decir, diseñadas para consumirse durante períodos prolongados sin provocar efectos adversos, surgió en 2015. Este enfoque ha favorecido el desarrollo de vinos con un contenido alcohólico inferior, que conservan el sabor del vino tradicional.
En 2024, los vinos bajos en alcohol mostraron mayor potencial de adopción que los vinos sin alcohol, ya que mantienen mejor el sabor y la experiencia de consumo del vino convencional. Los vinos bajos en alcohol suelen tener una graduación alcohólica de entre el 7% y el 10%. Según Christine Mahaffy, gerente de insights en Republic National Distributing Company, esta categoría representa junto a los vinos sin alcohol un mercado de casi 500 millones de dólares en ingresos para la industria. Mahaffy señaló que los vinos con menos del 7% de alcohol deben incluir información nutricional en la etiqueta, un aspecto que atrae especialmente a los consumidores más jóvenes.
De acuerdo con una encuesta realizada por Datassential en 2024, el 30% de los encuestados afirmó que consumiría bebidas sin o bajas en alcohol durante todo el año, mientras que el 56% indicó que optaría por este tipo de bebidas en reuniones sociales por la tarde o temprano en la noche. La tendencia refleja un cambio en los hábitos sociales, donde el consumo moderado se está imponiendo frente al consumo diurno o excesivo en fines de semana.
Este cambio en el comportamiento de los consumidores ha abierto nuevas oportunidades para que la industria vinícola amplíe las ocasiones de consumo. Según Kim Kulchycki, directora de marketing de Rack & Riddle, los consumidores no están renunciando al alcohol por completo, sino que buscan elegir momentos específicos para su consumo. Rack & Riddle ha anunciado recientemente una colaboración con la empresa alemana Solos, especializada en tecnología de captura de aromas alcohólicos, para mejorar el proceso de producción de vinos sin alcohol en Estados Unidos.
La tecnología desempeña un papel clave en esta transformación. Según Matt Hughes, gerente general de dealcoholización en Prodilem, empresa matriz de Solos, el proceso de extracción del alcohol anteriormente dificultaba la conservación de los aromas característicos del vino. Ahora, el sistema desarrollado por Solos permite separar los compuestos aromáticos del alcohol y reincorporarlos posteriormente al vino sin alcohol, mejorando así la experiencia sensorial del producto final.
Los productores también están adoptando nuevas técnicas para mantener la textura y el cuerpo del vino sin recurrir a la adición de azúcar, una práctica que genera desconfianza en los consumidores preocupados por su bienestar. En este sentido, técnicas como el envejecimiento sobre lías antes de la dealcoholización están ganando popularidad por su capacidad de aportar volumen y complejidad al vino.
El desarrollo de vinos sin y bajos en alcohol también podría aliviar el problema del excedente de uva en el sector. Tracey Sweeney, fundadora de Tomorrow Cellars, señaló que este año se está considerando arrancar viñedos debido a la sobreproducción. En su opinión, la producción de vinos sin alcohol puede ofrecer una alternativa para aprovechar esta materia prima.
Por otro lado, el interés por estas nuevas categorías está atrayendo a un público más joven. Según la presidenta del Wine Market Council, Liz Thach, los consumidores de la generación Z valoran la moderación como parte de su autocuidado y buscan productos acordes a este estilo de vida. Un estudio de NCSolutions reveló que el 49% de los estadounidenses planea reducir su consumo de alcohol en 2025, con un 65% de los jóvenes de la generación Z dispuestos a moderar su ingesta, la cifra más alta entre todos los grupos de edad.
El gran reto para la industria vinícola radica en ofrecer productos que se ajusten a las expectativas de calidad del consumidor. Sweeney advirtió que algunas marcas están lanzando vinos de baja calidad, lo que puede generar una percepción negativa en el mercado. Chris Becker, fundador de Better Rhodes, empresa que figura entre los principales vendedores de vinos sin y bajos en alcohol en Estados Unidos, señaló que los consumidores aún no comprenden el coste adicional asociado a la producción de estos vinos. Sin embargo, Becker confía en que con el tiempo esta categoría mejore en calidad y se estabilice en precio.
La industria del vino se encuentra así ante una oportunidad de ampliar su oferta y atraer nuevos consumidores, especialmente aquellos interesados en productos que se adapten a sus hábitos de consumo más moderados y conscientes.
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