Futuro incierto para el vino en EE.UU. en 2025

Exceso de inventario y baja demanda amenazan al mercado del vino

Viernes 20 de Diciembre de 2024

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La industria del vino en Estados Unidos se encuentra ante un panorama complicado de cara a 2025. La combinación de un exceso de inventario y una demanda insuficiente ha generado una caída continua en las ventas durante los últimos años. Sin embargo, los datos preliminares y las proyecciones sugieren que este año próximo podría marcar el inicio de una estabilización, aunque no necesariamente de una recuperación inmediata.

Jon Moramarco, fundador de la firma de investigación bw166 y editor asociado de Gomberg, Fredrikson & Associates, señala que, si bien los descensos en ventas parecen desacelerarse, el mercado aún no ha alcanzado un punto de equilibrio. Para comprender mejor la situación, ya está en marcha el segundo informe anual BMO Wine Market Report, que incluirá un análisis detallado del mercado en Estados Unidos y Canadá, incorporando encuestas a bodegas de ambos países.

Adam Beak, director general del grupo BMO Wine & Spirits, resalta la importancia de este informe para la industria en un momento caracterizado por transformaciones económicas, políticas y culturales. Según Beak, el informe busca ofrecer un análisis equilibrado y basado en datos que permita a los actores del sector tomar decisiones informadas.

El mercado del vino ha experimentado un declive notable en los últimos años. En 2023, el volumen total de ventas alcanzó los 377 millones de cajas de 9 litros, pero se prevé que esta cifra haya caído hasta un 5% para finales de 2024. Aunque el valor total del mercado podría haber crecido un 1% debido a la inflación y el aumento de precios en marcas premium, esta leve ganancia no compensa la caída en volumen. Según datos preliminares, las ventas fuera de locales comerciales disminuyeron entre un 5% y un 8%, y los envíos directos de bodegas al consumidor (DTC) registraron caídas del 6% en valor y del 10% en volumen.

Pero esta situación no es un caso aislado del sector del vino. Tanto las ventas de cerveza como de destilados han disminuido un 3% en los últimos 12 meses. A pesar de que el gasto en vino en establecimientos como restaurantes y bares ha crecido un 5% en el mismo período, este repunte no ha sido suficiente para contrarrestar la disminución del consumo general.

La falta de interés entre los consumidores más jóvenes y la reducción en el consumo por parte de la generación boomer, históricamente fiel al vino, agravan la situación. Además, los mensajes contra el consumo de alcohol, impulsados por organizaciones como la OMS, han ganado fuerza, afectando más al vino que a otras bebidas alcohólicas. Esta narrativa, que desalienta el consumo de alcohol bajo cualquier circunstancia, ha calado profundamente, reduciendo el consumo per cápita.

El cuarto trimestre suele ser clave para las ventas de vino debido a las festividades, pero las proyecciones indican que, aunque se logrará reducir algo del inventario acumulado desde la pandemia, las cifras no superarán a las de 2023. Esto ha generado tensiones entre distribuidores y mayoristas, quienes lidian con altos niveles de inventario y costes de financiamiento elevados por el aumento de las tasas de interés.

No obstante, existen indicios de que 2025 podría traer cierta recuperación. Una posible reducción de las tasas de interés podría reactivar el gasto de los consumidores afectados por la inflación. Además, las bebidas listas para consumir (RTD), que incluyen variantes de vino con sabores, han mostrado un crecimiento notable, lo que podría atraer a nuevos consumidores y revitalizar el interés en el vino. Este segmento, aunque aún pequeño, representa una oportunidad para diversificar la oferta y aprovechar el exceso de materia prima disponible.

El mercado también está cambiando en términos de dónde se realizan las compras. Las tiendas club, como Costco, han aumentado su participación en la venta de vinos, mientras que las tiendas tradicionales de alimentos han registrado un crecimiento mínimo en el último año. Este cambio en los hábitos de compra puede estar influyendo en la disminución de las ventas en supermercados.

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