Jueves 26 de Septiembre de 2024
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Un estudio reciente sobre los mercados internacionales del vino en 2023, publicado el pasado 16 de septiembre en Wine Economics and Policy por la profesora Simone Mueller Loose y Rafael del Rey, aborda la coyuntura económica actual el sector vitivinícola a nivel global. El artículo titulado "State of the International Wine Markets in 2023. The wine market at a crossroads: Temporary or structural challenges?" examina con detalle las causas del retroceso significativo del comercio mundial de vino durante este año, atribuyendo los descensos tanto a factores temporales como estructurales. Este informe es de gran relevancia para comprender las dinámicas recientes del mercado y evaluar el estado actual de la industria.
En el año 2023, las exportaciones mundiales de vino experimentaron una caída del 6,5% en volumen, alcanzando los 98,3 millones de hectolitros, lo que significa una pérdida de 12,9 millones de hectolitros respecto al pico alcanzado en 2021, tras el repunte pospandemia. En términos de valor, el comercio mundial del vino también registró una tasa de crecimiento negativa del -4,6%, con una reducción de 1.800 millones de euros, pasando de 37.800 millones en 2022 a 36.000 millones de euros en 2023. Este retroceso se da en un contexto de inflación internacional del 6,8%, lo que agrava aún más la disminución del valor real del comercio de vino. Según el estudio, esta caída ha interrumpido una tendencia de premiumización que había caracterizado al sector durante más de una década, solo interrumpida por las crisis económicas de 2009 y 2020.
Una de las principales causas de esta desaceleración en el comercio ha sido la disminución de los ingresos reales de los consumidores en numerosos mercados clave, lo que ha afectado negativamente el consumo de productos de precio medio y alto. La sobreproducción y los inventarios acumulados tras la pandemia también han sido factores que han contribuido a la caída en el comercio. Sin embargo, es importante destacar que, a pesar de la reducción en las ventas, la cosecha excepcionalmente baja en 2023, que fue de 237 millones de hectolitros, un 9,6% menos que el año anterior, evitó que se produjera un exceso de oferta global, lo que podría haber resultado en una mayor presión sobre los precios de las uvas y los vinos.
El artículo identifica variaciones notables en el desempeño de diferentes categorías de vino. Mientras que los vinos espumosos han mantenido su popularidad y han seguido siendo la categoría dominante en el comercio mundial, otras categorías, como los vinos tintos no espumosos, han mostrado una mayor vulnerabilidad. Las exportaciones de vino espumoso aumentaron un 0,8% en valor, alcanzando los 8.900 millones de euros en 2023, aunque su volumen cayó un 4%. Italia se mantuvo como líder en términos de volumen, con un incremento del 3,3% en el valor de sus exportaciones de espumosos, mientras que Francia y España sufrieron caídas del 1,1% y 0,9%, respectivamente. Cabe destacar que los precios del vino espumoso francés subieron un 10,2%, lo que provocó una reducción de su volumen exportado en la misma proporción, mientras que la elasticidad precio-volumen fue menor en el caso del Prosecco italiano y el Cava español.
Por otro lado, los vinos embotellados no espumosos vieron una disminución significativa en 2023, con una caída del 5,3% en valor y del 7,6% en volumen, lo que representa una pérdida de 1.400 millones de euros y 4 millones de hectolitros, respectivamente. Este descenso afectó especialmente a los tintos, cuya demanda ha sufrido más que la de otras variedades, como los blancos y los rosados. A pesar de este retroceso, el precio nominal de los vinos embotellados no espumosos continuó subiendo, con un aumento del 2,6% en el valor promedio por litro, que alcanzó los 4,69 euros, 12 céntimos más que en 2022. Sin embargo, esta subida de precios no fue suficiente para compensar la caída en los volúmenes de venta.
El estudio también destaca el comportamiento de los vinos en formato "bag-in-box" (BiB), que representaron un 2% del valor total del comercio de vino y un 3,8% del volumen total en 2023. A pesar de una reducción del 2,4% en volumen, el valor de las exportaciones de BiB aumentó un 0,9%, alcanzando los 707 millones de euros, gracias a un incremento del 3,5% en los precios. Este formato, que tuvo un crecimiento considerable durante la pandemia, ha consolidado su presencia en mercados como Suecia, Noruega, Alemania y el Reino Unido, que representan más de la mitad de las importaciones de este tipo de vino. El BiB, originalmente concentrado en los países nórdicos, ha comenzado a expandirse hacia otras regiones menos tradicionales en el consumo de vino.
La caída en el comercio mundial de vino ha sido especialmente notable en mercados clave como Estados Unidos, que sigue siendo el mayor importador tanto de vinos espumosos como no espumosos. Las importaciones estadounidenses se vieron afectadas por el exceso de existencias acumuladas en el periodo pospandemia, que provocó una desaceleración en las nuevas compras hacia finales de 2023. En este contexto, se ha observado una creciente preferencia por otras bebidas alcohólicas, como la cerveza y los destilados, especialmente entre los consumidores más jóvenes, quienes, además, se muestran más receptivos a los mensajes de salud pública sobre los riesgos del consumo de alcohol.
En Europa, el Reino Unido, que es el segundo mayor importador de vinos, mostró una recuperación moderada tras la pandemia, mientras que Alemania experimentó una tendencia descendente desde 2021, afectada principalmente por las dificultades económicas derivadas del conflicto entre Rusia y Ucrania. Otros mercados importantes, como Canadá, Japón, Bélgica y China, también registraron reducciones significativas en sus importaciones de vino en 2023. En el caso de China, las importaciones de vino han seguido disminuyendo desde su pico en 2017, con una reducción del 56% en volumen y dos tercios en valor, alcanzando un nuevo mínimo de 1.400 millones de euros.
En cuanto a los exportadores, todos los principales países productores de vino, a excepción de Alemania, vieron una disminución en sus exportaciones en 2023. Las caídas más significativas se observaron en Chile (-23% en valor), Estados Unidos (-20%), Argentina (-20,6%) y Australia (-13%). Por su parte, Francia y España registraron disminuciones más moderadas, del 1,8% y 2,6%, respectivamente. Italia, en cambio, apenas experimentó una variación en sus exportaciones, con una caída mínima del 0,5%. Chile, uno de los principales exportadores de vino a nivel mundial, fue particularmente afectado, con una disminución de dos dígitos tanto en valor como en volumen, especialmente en mercados como China (-33%), Reino Unido (-19%) y Estados Unidos (-29%).
Uno de los factores que ha complicado el panorama para el comercio del vino ha sido el cambio en las preferencias de los consumidores, quienes cada vez muestran mayor interés por productos frescos, ligeros y de menor graduación alcohólica. Esto ha llevado a un crecimiento en la demanda de vinos blancos y espumosos, así como de productos como los vinos de baja graduación alcohólica y los cócteles a base de vino. Sin embargo, los vinos tintos tradicionales, especialmente aquellos con mayor contenido de taninos y cuerpo, han perdido atractivo entre los consumidores más jóvenes, lo que ha generado un desajuste entre la oferta y la demanda en varias regiones productoras.
El estudio también menciona la creciente importancia de la sostenibilidad en la producción y el consumo de vino, un aspecto que está ganando relevancia entre los consumidores, particularmente en los mercados más desarrollados. En este sentido, el sector vitivinícola debe adaptarse no solo a las nuevas preferencias de sabor y formato, sino también a las demandas de sostenibilidad medioambiental y responsabilidad social, que son cada vez más valoradas por los consumidores y reguladores.
La situación actual del mercado vitivinícola global refleja tanto tendencias temporales como posibles cambios estructurales a largo plazo. La caída en las ventas, el cambio en las preferencias de los consumidores y la creciente competencia de otras bebidas alcohólicas plantean retos significativos para la industria.
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