Crisis sin precedentes: El Languedoc, a punto de arrancar miles de hectáreas de viñedos

Jean-Philippe Granier, responsable técnico de la AOC Languedoc, ha lanzado una advertencia sobre la situación crítica que soporta la región vinícola tras la vendimia. En una entrevista reciente con el diario regional La Marseillaise, Granier abordó diversos temas, entre los que destacó el impacto del cambio climático, la introducción de nuevas variedades de uva y, sobre todo, la inminente medida de arranque de viñas que afectará a decenas de miles de hectáreas.

Granier subrayó las dificultades que el cambio climático está causando en la cuenca mediterránea. Recordó una tormenta del 2 de agosto en la que cayeron 26 mm de lluvia en la zona del Gard, mientras que en Narbona apenas se registraron 3 mm. Además, mencionó que en Fitou algunos viticultores comenzaron a vendimiar ya a finales de julio, reflejando la variabilidad climática que afecta a la región.

En cuanto a las variedades de uva resistentes que se están introduciendo, muchas de ellas híbridas, Granier advirtió que no son una solución inmediata. Según él, se necesitará tiempo para volver a cultivar variedades tradicionales como Cinsault, Piran Noir y Piquepoul Noir, que se usaban en los siglos XVIII y XIX y que están mejor adaptadas a las condiciones de la región. No obstante, también destacó la necesidad de adaptar las técnicas de cultivo, los portainjertos y los clones para luchar contra el cambio climático.

Sin embargo, Granier lamentó que las regulaciones locales no estén acompañando estos cambios. Explicó que, aunque les llevó 15 años adaptar el código vitivinícola, especialmente en lo que respecta a las variedades de uva, los métodos de cultivo y la irrigación, esas normas ya no son aplicables en el contexto actual. Actualizarlas, según Granier, llevará muchos años.

Uno de los temas más alarmantes que Granier abordó fue el programa de arranque de viñas que se implementará en la región tras la cosecha. Se estima que entre 60.000 y 100.000 hectáreas de viñedos serán eliminadas, una medida que, en parte, responde al impacto del cambio climático. Granier explicó que las viñas de muchas áreas ya no son aptas para los suelos y las condiciones climáticas actuales. En su propio caso, señaló que de tener una compensación económica adecuada, arrancaría la mitad de sus 45 hectáreas.

Pero el problema principal detrás de esta medida no es solo el clima, sino también el exceso de producción. Languedoc produce aproximadamente 1.100 millones de litros de vino al año, pero solo se venden 800 millones, lo que deja un excedente de 300 millones de litros sin comercializar. Esta sobreproducción es una de las principales causas de la crisis que sufre la región.

A pesar de la magnitud del programa de arranque, Granier advirtió que aún no se han dado a conocer los detalles, especialmente en lo que respecta a la compensación para los viticultores afectados. También señaló que el Languedoc ya ha perdido 200.000 hectáreas desde la década de 1980, y eso no ha solucionado el problema. Según Granier, la región se dirige hacia una crisis sin precedentes.

El malestar entre los viticultores del sur de Francia ha sido evidente en los últimos meses, con episodios de tensión que, según Granier, solo son un preludio de lo que está por venir. Aseguró que, tras la cosecha, la situación podría estallar, ya que los viticultores se encuentran al límite. Además, criticó la falta de acción de las grandes empresas del vino, conocidas como "négoce", que no han podido hacer frente a la caída en el consumo.

Granier expresó su preocupación por el futuro de los viticultores y la falta de apoyo para aquellos que quieran abandonar la profesión de manera digna. La falta de soluciones a largo plazo está generando un clima de incertidumbre que amenaza con agravar aún más los problemas de la región.

A pesar de este sombrío panorama, Granier se mostró optimista respecto a la vendimia de 2024, que parece será buena en términos de calidad y cantidad. Sin embargo, la cosecha positiva no parece ser suficiente para resolver los profundos problemas estructurales que aquejan al sector vinícola del Languedoc.