La crisis del vino obliga a Burdeos a reducir su viñedo

Las vendimias en la región de Burdeos han comenzado con la recolección de las uvas destinadas a la producción de crémants, que representan solo el 1% del viñedo. Este proceso marca el inicio de una temporada en la que se espera una producción total "baja" debido a varios factores, según informa el Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos (CIVB). Los primeros cortes de uvas se realizaron a finales de la semana pasada, anticipando el inicio de la vendimia para los vinos tintos alrededor del 23 de septiembre, una fecha que regresa a la "tradicional" gracias a las temperaturas "normales" de este año.

La previsión de una cosecha limitada responde, en parte, a una reducción deliberada en la superficie cultivada, que fue de 103.000 hectáreas el año pasado. Sin embargo, también influyen los daños provocados por enfermedades asociadas a las lluvias primaverales. La región ha sufrido una "muy fuerte presión" del mildiu, un hongo perjudicial favorecido por las precipitaciones, que afectó significativamente a las viñas. A pesar de esta situación, el CIVB destaca que el esfuerzo "agotador" de los viticultores, quienes estuvieron "presentes todos los días en sus parcelas", logró contener el avance de la enfermedad. Gracias a un verano soleado, se espera que el millésime de este año sea de "calidad".

En cuanto a los crémants de Burdeos, Philippe Cazaux, director general de Bordeaux Families, que produce un tercio de estos espumosos, señala que las uvas recién cosechadas tienen "una acidez muy buena", lo que augura "una gran calidad". Sin embargo, los rendimientos podrían verse reducidos por la aparición de la coulure, una enfermedad que afecta la fecundación de las flores y que fue exacerbada por las lluvias de junio. Este problema también ha afectado significativamente al merlot, la variedad mayoritaria en Burdeos.

El sector vitivinícola de Burdeos se encuentra en un contexto económico difícil, con una crisis de sobreproducción que ha obligado a los productores a reducir la cantidad de viñedos. Esta decisión, en parte financiada por compensaciones económicas, busca equilibrar el mercado y detener la propagación de enfermedades desde parcelas abandonadas. En respuesta a esta situación, el Estado ha intervenido, imponiendo multas de hasta 5.000 euros por hectárea a aquellos propietarios que dejen sus viñedos en estado de abandono. Actualmente, hay cuatro procedimientos en curso contra propiedades en estas condiciones, y se planean nuevos controles después de las vendimias.

El CIVB estima que entre 10.000 y 15.000 hectáreas de viñedos, incluyendo 9.000 dentro de un programa subvencionado, se eliminarán antes de que termine el año. Esta cifra representa aproximadamente el 10% del viñedo de Burdeos.