Vintage Wine Estates se hunde, pero sus vinos siguen flotando

La paradoja del mercado del vino californiano

Martes 03 de Septiembre de 2024

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La bancarrota de Vintage Wine Estates, una empresa destacada en la industria del vino de California, está generando un inesperado interés en sus activos. Aunque podría parecer contradictorio, esta situación refleja la fortaleza subyacente del sector vitivinícola californiano. A pesar de los errores de expansión que llevaron a la empresa a su declive, las bodegas y marcas que posee están atrayendo la atención de compradores en otras partes de Estados Unidos, lo que indica que el atractivo del vino de California permanece intacto.

Las ventas de bodegas a través de procedimientos de bancarrota no son un fenómeno nuevo. Uno de los ejemplos más conocidos es el caso de Charles Shaw, más popularmente conocido como "Two Buck Chuck". En 1995, Fred Franzia compró esta marca por solo 27.000 dólares en una subasta de bancarrota. A pesar del escepticismo inicial sobre el valor de la marca, Franzia logró convertirla en un negocio extremadamente rentable.

En el caso actual de Vintage Wine Estates, sus activos están recibiendo ofertas considerablemente más elevadas. Un empresario de Dallas, Jay Adair, conocido por su éxito en la venta de autos usados en línea, ha realizado una oferta de 35 millones de dólares por dos bodegas del Valle de Napa, Clos Pegase y Girard. Este monto solo representa la oferta inicial o "stalking horse", que establece un precio mínimo para estos activos, sugiriendo que el valor final podría ser aún mayor.

Además, Total Beverage Solution, una empresa importadora de Carolina del Sur, ha mostrado interés en adquirir dos marcas de vinos californianas de bajo coste, Layer Cake y Cartlidge & Browne, junto con una marca de Washington de precio medio, Tamarack, por 6,03 millones de dólares. Esta oferta también podría ser superada, dado el formato de la subasta.

El interés de Total Beverage Solution en estas marcas californianas refleja el valor intrínseco que siguen teniendo, incluso en tiempos de incertidumbre. Aunque la empresa ya posee algunas marcas propias, como Big Red Monster y Skyfall, la reputación y la trayectoria de las marcas californianas que busca adquirir representan un atractivo considerable.

Vintage Wine Estates tiene varias otras marcas bien establecidas que aún están en el mercado, incluyendo Qupé, B.R. Cohn, Cameron Hughes, Cosentino, Kunde, Swanson y Viansa. En los próximos días se sabrá cuánto están dispuestas a pagar otras empresas por estos activos.

La industria del vino en California se enfrenta a retos significativos, como lo demuestra el reciente informe anual de Direct to Consumer (DTC) publicado por Sovos ShipCompliant, que muestra una caída del 6,5 % en el envío de botellas de vino, la segunda disminución anual consecutiva. Las bodegas californianas no han sido la excepción, con descensos en los envíos de 4,7 % en el condado de Napa, 9,6 % en Sonoma y 8,6 % en la Costa Central. Solo Washington registró un aumento en las ventas directas al consumidor.

A pesar de estos retos, la venta de los activos de VWE pone en perspectiva el atractivo perdurable de la industria. Rob McMillan, vicepresidente ejecutivo de la división de vinos de Silicon Valley Bank, señaló que el interés en las propiedades vitivinícolas del norte de California no debería sorprender a nadie, dado que estas regiones son reconocidas mundialmente por su producción de uvas de alta calidad.

El analista Mike Veseth, conocido como The Wine Economist, comentó que, aunque las condiciones actuales del mercado (demanda estancada y exceso de oferta) pueden parecer desfavorables, una inversión en una bodega californiana podría ser una oportunidad atractiva si el negocio es sólido y el inversor está dispuesto a esperar la recuperación del mercado. Según Veseth, lo esencial es identificar aquellas empresas vitivinícolas con un futuro prometedor, incluso en un momento de incertidumbre económica.

En definitiva, la bancarrota de Vintage Wine Estates, lejos de señalar un colapso en la industria, subraya el valor persistente de las marcas y propiedades vinícolas de California, lo que sugiere que, incluso en tiempos difíciles, el sector sigue siendo un terreno fértil para la inversión y el crecimiento.

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