La OIV y su compromiso histórico con la calidad y la innovación en la producción vitícola

70 años de la resolución OIV AG 13/54-VIT, un legado de calidad y normas en la producción de uva de mesa.

Lunes 08 de Julio de 2024

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La celebración del centenario de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) incluye una serie de resoluciones mensuales bajo el título "12 meses, 12 resoluciones". Este mes de julio, se destaca la importancia de las uvas de mesa y su evolución dentro de los trabajos de la OIV. A lo largo de casi un siglo, la producción de uvas de mesa ha sido un tema relevante en la OIV, abordado por la Subcomisión "Uvas de Mesa, Uvas Pasas y Productos No Fermentados" (SCRAISIN). Desde su constitución, SCRAISIN se ha centrado en desarrollar proyectos de resoluciones, encuestas y documentos de expertos para un sector de gran relevancia económica en muchos Estados miembros de la OIV.

En este contexto histórico, uno de los primeros estándares importantes es la Resolución OIV AG 13/54-VIT "Definición de uvas de mesa, mejora de métodos tecnológicos, normalización y comercialización de uvas de mesa", adoptada por la 34ª Asamblea General de la OIV en París en septiembre de 1954. Esta resolución definió las uvas de mesa como "el fruto de la vid destinado principalmente al consumo en fresco y producido por variedades de uva especiales o cultivadas para este propósito". Además, la resolución estableció decisiones importantes, como el reconocimiento de que la mejora de los métodos tecnológicos es una cuestión nacional o regional, y que para la normalización y comercialización de las uvas de mesa, solo se debe considerar una lista exclusiva de variedades de uva de mesa destinadas a la exportación, excluyendo las variedades destinadas al consumo doméstico. También se adoptó un estándar de madurez, expresado por la relación g/l de azúcares (glucosa y levulosa) y g/l de acidez (ácido tartárico).

La Asamblea General también recomendó ratificar las recomendaciones de las Naciones Unidas sobre la clasificación cualitativa de las uvas de mesa en tres categorías y solicitó una consulta a los Estados miembros exportadores de uvas de mesa para establecer los tipos de empaques más adecuados. Basándose en estas decisiones, durante los siguientes 70 años, la OIV tuvo las herramientas para desempeñar un papel clave en el desarrollo de intercambios importantes con otras organizaciones internacionales, como el Codex Alimentarius, y en el establecimiento de más estándares, especialmente en aspectos comerciales.

Luis Peres de Sousa, presidente de la Subcomisión SCRAISIN, al analizar los últimos 70 años después de la publicación de la resolución OIV AG 13/54-VIT, observa un enorme trabajo y compromiso de todos los expertos y de la estructura de SCRAISIN en diversas acciones. Inicialmente, se centraron en las uvas de mesa para consumo en fresco, seguido con el tiempo por las pasas (que tienen un alto valor alimenticio) y últimamente con un enfoque en el jugo de uva, de acuerdo con las resoluciones OIV-VITI 654-2021 "Directrices de la OIV para la producción sostenible de jugo de uva, jugo concentrado y para su procesamiento", y la resolución OIV-VITI 678A-2022 "Definición de néctar de uva y néctar de uva carbonatado". Estas resoluciones reflejan la importancia de estos productos en la salud humana, corroborada por las acciones en curso en colaboración con la Comisión de Seguridad y Salud de la OIV.

Dado que SCRAISIN trata productos para el consumo humano, como las uvas de mesa frescas, las pasas y las uvas para jugo, la reducción del uso de pesticidas siempre ha sido una preocupación de los expertos. Esta preocupación se expresa actualmente a través del uso de nuevas herramientas tecnológicas, como medios físicos para eliminar hongos, así como acciones en curso como la producción orgánica de uvas de mesa y la eliminación del uso de pesticidas sintéticos. Estos factores también abordan otras cuestiones como la sostenibilidad (impactos en la biodiversidad y los ecosistemas, microbiomas); la economía (costos de producción, dormancia de la vid y el impacto del cambio climático, uso eficiente del agua, uso de tecnología de cosecha mecánica para pasas en algunas situaciones específicas y su impacto en la calidad del producto para el mercado); y el impacto social (condiciones laborales).

Rodrigo Espindola, experto de la Delegación Argentina en la Subcomisión SCRAISIN, señala que el calentamiento global presenta nuevos retos para científicos, expertos, asesores y agricultores del sector de la producción de uvas de mesa y pasas. La principal preocupación gira en torno a la sostenibilidad económica, social y ambiental. Hoy en día, los consumidores exigen seguridad, calidad y buena nutrición sin impactos negativos en la salud. Por lo tanto, el sector está aplicando nuevos enfoques basados en buenas prácticas agrícolas y de manufactura. La Subcomisión SCRAISIN de la OIV atenderá tales demandas con un criterio de sostenibilidad, proporcionando nuevas recomendaciones, estándares y promoviendo nuevos resultados de investigación e índices. Esto debe ir acompañado de la revisión de las resoluciones anteriores de la OIV y la necesidad de dar respuestas significativas a la población y a los nuevos consumidores, evitando alimentos inseguros.

Además, SCRAISIN debe apoyar y promover productos no alcohólicos sostenibles e innovadores para poner en valor en el mercado, respondiendo a la demanda de los consumidores. Como se mencionó hace 70 años, se debe subrayar que no todos los Estados miembros son iguales, alentando la aplicación de diferentes tecnologías. Los países de la OIV tienen diferentes culturas, pero juntos son complementarios y contribuyen a mejores resultados, mejor uso de los recursos y al desarrollo de la producción de uvas de mesa y pasas.

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