La producción de Italia de derrumba: podría caer hasta un 25%

Las últimas cifras estiman que la producción vitícola italiana podría bajar de los 40 millones de hectolitros de vino.

Viernes 01 de Diciembre de 2023

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La industria vitivinícola italiana, primer productor mundial de vino, se enfrenta no obstante a un año particularmente difícil. Según las últimas estimaciones de Assoenologi, Ismea y la Unione Italiana Vini (UIV), la producción de vino para el año 2023 se ha visto seriamente afectada, mostrando una disminución significativamente mayor de lo que se había previsto inicialmente.

En los cálculos iniciales, realizados a principios de septiembre, se estimó una reducción del 12% en la cosecha en comparación con el año anterior. Sin embargo, datos recientes indican que la caída de la producción podría situarse entre un 20% y un 25%. Esto sitúa la producción total en un rango de 38 a 40 millones de hectolitros, cifra notablemente inferior a la esperada. Recordemos que el pasado año, 2022, rozó los 50 millones de hectolitros.

Este descenso en la producción de vino no solo refleja una realidad desfavorable para el sector, sino que también subraya la vulnerabilidad de la viticultura italiana frente a las condiciones climáticas adversas. El calor intenso y la falta de precipitaciones durante el mes de septiembre, que se caracterizó por temperaturas máximas que a menudo superaron los 30 grados, han tenido un impacto directo en la vendimia. Aunque estas condiciones pueden haber beneficiado la calidad de las uvas, también han llevado a una reducción en el volumen de la cosecha debido a la menor cantidad de frutos.

Los efectos de esta disminución se han sentido en todo el país, aunque de manera desigual. Regiones vitivinícolas clave como el Véneto y el Piamonte han reportado descensos del 10% y 17%, respectivamente. Sin embargo, la situación es aún más grave en otras áreas. Toscana y Apulia han visto reducciones del 30%, mientras que en Abruzzo y Sicilia las cifras alcanzan un alarmante 60% y 45%, respectivamente. En términos generales, el norte de Italia ha experimentado una disminución promedio del 9,5%, el centro un 29,5% y el sur un 38,2%.

Esta situación plantea serios interrogantes sobre el futuro inmediato del sector vinícola italiano. No solo se trata de un desafío para los productores y empresarios que viven el día a día de los viñedos, sino también para toda la cadena de suministro y comercialización del vino italiano. La reducción en la oferta podría tener implicaciones en los precios tanto en el mercado interno como en la exportación, aspectos cruciales para una industria que es emblemática en Italia y reconocida mundialmente.

En este contexto, se espera con interés la publicación de los datos oficiales por parte del Ministerio de Agricultura en las próximas semanas, los cuales proporcionarán una imagen más clara de la situación y permitirán a los actores del sector tomar decisiones informadas. Mientras tanto, el panorama actual sugiere que el año 2023 será recordado como un periodo particularmente desafiante para la viticultura italiana.

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