Una industria que resiste todo

La industria global del vino ha experimentado desafíos sin precedentes desde la llegada del nuevo milenio, sin embargo, ha demostrado una notable capacidad para sobreponerse, aprendiendo a resistir y evolucionar de manera excepcional

Roberto Beiro

Viernes 08 de Septiembre de 2023

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La escena vinícola internacional ha demostrado, durante más de una década, una notable capacidad de adaptación y resistencia ante situaciones adversas. Aunque el entorno económico global ha sido testigo de desafíos tales como la pandemia del COVID-19, la inflación, el conflicto ruso en Ucrania y una tendencia hacia la desglobalización, el mercado mundial del vino ha logrado sortear dichas adversidades. Según cifras extraídas del reciente informe "State of the International Wine Market in 2022", elaborado por Rafael del Rey (OeMv) y Simone Loose (Universidad de Geisenheim), desde 2009, el consumo mundial de vino ha oscilado en torno a los 240 millones de hectolitros.

Este exhaustivo informe brinda una valoración completa sobre la evolución de la industria vinícola en los últimos 22 años, desde el inicio del nuevo milenio. Entre los puntos analizados, se incluyen aspectos relevantes como producción, consumo, transacciones comerciales y tendencias en los precios.

La realidad climática, sumada a decisiones políticas como el cese de subvenciones de la Unión Europea a la destilación de vino en 2011, ha provocado fluctuaciones notables en la producción vinícola. Estas variaciones alcanzaron su nadir en 2017, con 246 millones de litros, y su cima en 2018, con 295 millones. Sin embargo, es crucial señalar que, a pesar de dichas fluctuaciones, el consumo a nivel global ha permanecido relativamente estable, con una leve disminución en 2017 y durante la pandemia, en parte debido a la reducción de importaciones por parte de China y una disminución en el consumo general.

Este panorama ha revelado una sobreproducción media de alrededor de 30 millones de litros anuales. Ante esta situación, la industria ha tenido que enfrentarse al desafío de ajustar los precios de acuerdo con las leyes de oferta y demanda.

Si observamos la primera década de este siglo, se puede constatar un incremento en el consumo mundial de vino, así como una expansión de este hacia naciones que tradicionalmente no eran productoras. Sin embargo, a partir de 2011, el comercio global del vino ha experimentado poca variación, manteniéndose en cifras que rondan entre los 100 y 110 millones de hectolitros por año.

A pesar de la estabilidad en cuanto al volumen comercializado, es destacable el incremento en el valor del mismo. En tan solo veinte años, las transacciones de vino han pasado de representar 14.000 millones de euros a superar los 37.000 millones. Esta evolución refleja un fenómeno de premiumización, donde el precio medio por litro ha experimentado un aumento, pasando de 2,32€ en 2011 a 3,59€ en 2022.

Dentro de las distintas categorías de vino, no todas han seguido el mismo patrón. Los vinos espumosos, encabezados por el Prosecco italiano, seguidos de cerca por el Champagne y el Cava, han mostrado un crecimiento continuo. Contrariamente, el vino embotellado no espumoso ha seguido la tendencia general del mercado.

En términos de comercio, Francia destaca al representar un tercio del valor total de las exportaciones vinícolas. Si sumamos a Italia y España, estos tres países conforman el 61,6% del valor y el 54,5% del volumen en 2022. A lo largo de la historia, estos tres gigantes vinícolas han mantenido un dominio en el mercado global. Si bien han tenido evoluciones distintas, todos ellos han registrado crecimientos en el valor de sus exportaciones, con diferentes respuestas a las situaciones de crisis económica.

Con los datos del informe en la mano, la conclusión es clara: la industria vinícola global ha mostrado una firme resiliencia y capacidad de adaptación ante los desafíos planteados por cambios económicos y climáticos. Aun con las fluctuaciones en producción y los retos que han surgido, el sector ha logrado mantener un equilibrio, dejando en claro la relevancia y estabilidad del vino en el comercio internacional.

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