Las Bodegas de Jerez: un recorrido por su historia y arquitectura

La singularidad de las bodegas del Marco

Miércoles 30 de Agosto de 2023

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El marco de Jerez, situado en la provincia más austral de la Europa continental, alberga bodegas majestuosas conocidas como catedrales, donde se producen los vinos de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) Jerez y Manzanilla. Esta región vitivinícola única es un destino obligatorio para cualquier aficionado a la arquitectura, la historia, la gastronomía y, por supuesto, el vino.

Historia de la vitivinicultura en Jerez

La producción de vino en esta emblemática región se remonta al siglo XI a.C., cuando los primeros comerciantes fenicios llegaron a la bahía de Cádiz desde la actual costa libanesa. Estos intrépidos navegantes trajeron a esta fértil y soleada zona las primeras vides y la cultura de elaboración, comercialización y disfrute del vino.

Desde entonces, el marco de Jerez ha disfrutado de una producción y comercio continuo de vino, lo que ha dado forma a una fascinante cultura, historia y arquitectura a lo largo de los siglos. Tras los fenicios, llegaron los romanos, que exportaron vino, y luego los andalusíes, que destilaban alcohol para usos medicinales y producían uvas pasas. Estos períodos hicieron de Jerez una región próspera y solidificaron su viticultura, preparándola para su época dorada.

Este período de esplendor comenzó tras el descubrimiento de América y trajo consigo una transformación industrial, comercial, económica y demográfica sin precedentes. Comerciantes de diversos países se sintieron atraídos por la economía emergente de Jerez y su ubicación cercana a puertos atlánticos estratégicos.

A estas transformaciones les siguió una revolución urbanística en las ciudades de la región, dando lugar a la arquitectura de las bodegas de Jerez que conocemos hoy en día.

Características importantes de las bodegas de Jerez

La popularidad mundial de los vinos de Jerez se debe tanto a su calidad como a la facilidad de su exportación. Esto último se debe a su elaboración cerca de puertos marítimos clave y a su fortificación posterior, ya que añadir alcohol destilado a los vinos durante su crianza permitía que realizaran largas travesías marítimas sin perder sus características.

El aumento exponencial de las exportaciones generó la necesidad de construir grandes bodegas para la crianza y almacenamiento de los vinos en Jerez. Estas bodegas debían mantener los vinos en condiciones óptimas de temperatura y humedad, y facilitar la logística asociada a su exportación.

Por lo tanto, las características de las bodegas de Jerez fueron influenciadas por estas necesidades. Tienen techos muy altos, una gran superficie con pilares, muros gruesos y pequeñas ventanas en sus laterales. Es por eso que se les conoce como bodegas catedrales.

Esta estructura permite controlar la temperatura interior y, posteriormente, conservarla. Esto se logra favoreciendo la circulación de aire por convección y la entrada de vientos frescos o cálidos, húmedos o secos, según la época del año.

Las bodegas donde se elaboran los vinos de las DOP Jerez y Manzanilla de Sanlúcar cuentan, por lo tanto, con una arquitectura específica diseñada para un clima, unos vinos y un modelo de crianza y exportación únicos en el mundo. En otras regiones vitivinícolas, las bodegas tradicionales suelen ser espacios subterráneos excavados, mientras que las bodegas del marco de Jerez son edificaciones imponentes.

Importancia de la ubicación de las bodegas de Jerez

Las bodegas de Jerez se ubican en espacios urbanos que hoy conforman los centros históricos de las ciudades de la región y no junto a los viñedos, como es habitual en otras regiones vitivinícolas.

Esta disposición se debe a factores climáticos y logísticos. Por un lado, la trama urbana reduce la exposición de las bodegas a factores climatológicos que afectan más a espacios abiertos, especialmente el calor estival típico de la región. Por otro lado, una industria centralizada en las ciudades facilitaba la logística asociada a la comercialización.

En Jerez existió un tren que circulaba por todo el cinturón industrial bodeguero de la ciudad, agilizando en gran medida el transporte de las botas desde las bodegas, donde se realiza una parte esencial de la producción del vino de Jerez, hasta los puertos de embarque.

Diferencias entre las bodegas de Jerez y las del resto del mundo

Visitar bodegas en el marco de Jerez es una experiencia verdaderamente singular que permite conocer y sumergirse en una parte esencial de la cultura de la región.

Son espacios extraordinarios por su magnitud, sus volúmenes, sus proporciones y su ritmo armonioso de líneas rectas y curvas orquestado por vigas, pilares, arcos y botas. En su interior, la luz tenue y la paleta de colores negro, blanco y albero transmiten una sensación de misterio, solemnidad, tradición y elegancia novedosa y cautivadora.

La temperatura se vuelve más agradable, el tiempo parece detenerse y unos aromas singulares nos acompañan mientras visitamos bodegas históricas en el marco de Jerez. Hacer turismo enológico en Jerez permite conocer unos vinos excepcionales cuyas técnicas de producción y crianza son únicas en el mundo.

En Jerez, los vinos se envejecen durante varios años, a menudo décadas, en botas viejas de roble americano pintadas de negro. Las botas viejas son más apreciadas que las nuevas y nunca se mueven ni se vacían. En ellas se mezclan vinos viejos y jóvenes en un inteligente sistema dinámico de crianza que mantiene una consistencia en la calidad de los vinos año tras año, década tras década.

Es el icónico sistema de soleras y criaderas, un rasgo distintivo de Jerez. En él se crían finos y manzanillas bajo un velo de levaduras blancas que afinan los mostos de uva palomino, haciéndolos frescos y salinos. También se crían vinos amontillados, con sus aromas inconfundibles a nueces; olorosos, con sus toques cálidos a madera; palos cortados, vinos que son a la vez finos y olorosos; y pedro ximénez, el dulce vino de uvas pasas.

Visita a las bodegas de Jerez

La visita a las bodegas de Jerez es un recorrido mágico que incluye la cata de vinos en bodegas históricas y la oportunidad de aprender sobre su elaboración, crianza y comercialización. Algunas bodegas son verdaderos monumentos arquitectónicos y ofrecen visitas guiadas en varios idiomas, para grupos de diferente tamaño.

Es recomendable reservar con antelación, especialmente en los meses más concurridos, como abril, durante la Feria de Jerez, o en septiembre, durante la vendimia. La visita a las bodegas se puede completar con una parada en alguno de los tabancos tradicionales, donde se pueden degustar vinos, tapas y disfrutar de un buen espectáculo de flamenco.

También hay varias rutas de vino y brandy de Jerez, que incluyen visitas a bodegas, viñedos, almazaras y otras instalaciones agroindustriales, así como monumentos y lugares de interés turístico de la zona. Es una excelente manera de disfrutar de la riqueza patrimonial, cultural y gastronómica de la región de Jerez, en el corazón de Andalucía.

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