Dolor de cabeza u oportunidad ¿Está el sector preparado para el nuevo etiquetado de vino de la UE?

Las bodegas inician una carrera a contrarreloj para cumplir con la nueva normativa de la UE en el etiquetado del vino

Roberto Beiro

Viernes 02 de Junio de 2023

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Las bodegas y productores de vino de Europa se enfrentan a un nuevo desafío: cumplir con un conjunto complejo de nuevas regulaciones para la Unión Europea. Dichas regulaciones implican que a partir del 8 de diciembre de 2023, cualquier productor de vino que desee vender en un país de la UE deberá asegurarse de que sus etiquetas se ajusten a nuevos estándares.

La normativa incluye información adicional a la ya requerida sobre alérgenos. Todos los vinos vendidos en la UE deberán exhibir "una declaración nutricional y una lista de ingredientes". Este requisito plantea dos desafíos: cómo recopilar estos datos y cómo ajustarlos a una etiqueta trasera de tamaño sensato.

Los productores más grandes tienen más facilidades para abordar el primer problema, ya que suelen tener un laboratorio en sus instalaciones o contratado a terceros y, posiblemente, ya cuentan con esta información a mano. En cambio, el peso recae con más fuerza sobre las pequeñas bodegas, que deben afrontar el sobrecoste y el trabajo de enviar muestras a un laboratorio. El problema se amplifica para aquellos que producen muchas marcas.

En cuanto a la presentación de esta información, los burócratas de la UE han permitido de manera benévola que se haga disponible "por medios electrónicos". Sin embargo, como siempre, al leer la letra pequeña, la realidad no es tan sencilla.

Los vinicultores no pueden simplemente proporcionar un link a una web. Eso violaría un requisito que indica que deben "evitar cualquier recolección o seguimiento de datos del usuario y no proporcionar información destinada a fines de marketing". En cambio, esta información debe estar en una plataforma completamente separada. Nuevamente, esto es bastante sencillo para las grandes marcas con departamentos de IT, pero menos para el viticultor con aversión a la tecnología.

Una empresa que actualmente está "muy ocupada" ayudando a las bodegas a abordar este problema es Scantrust. Con su experiencia en códigos QR en el sector de las bebidas, aunque con un enfoque primordial en la trazabilidad y la lucha contra la falsificación, Scantrust ha descubierto que sus clientes solicitan un servicio bastante distinto.

"Los códigos QR son claramente el camino a seguir", observa Ricardo García, director de ventas y alianzas para EMEA en Scantrust. Además de ahorrar espacio en la etiqueta, destaca la opción de "ofrecer el contenido de los ingredientes en 24 idiomas en tiempo real sin ninguna modificación en la etiqueta". Para los productores preocupados por un retraso en el envío de su vino, García señala que "los códigos QR pueden imprimirse primero, se pueden pedir las etiquetas y la declaración nutricional puede proporcionarse en una etapa posterior".

Las bodegas se enfrentan a un nuevo desafío: La UE y sus normas de etiquetado

Incertidumbre y prisas

A pesar de la nueva normativa que obliga a que los ingredientes deben ser exhibidos, la UE aún no ha definido exactamente qué necesita ser declarado y cómo. "El hecho de que el acto delegado final aún no se haya publicado está creando cierta incertidumbre en el mercado", informa García.

A pesar de esta incertidumbre, las nuevas regulaciones se anunciaron en diciembre de 2021, por lo que, seguramente, los productores han tenido tiempo suficiente para organizarse antes de la fecha límite a fines de este año, ¿o no? "Honestamente, muchos de nuestros clientes de todos los tamaños todavía están lidiando con ello", informa James Fleming, fundador y director creativo de la agencia de diseño especializada en bebidas Gigantic Creative.

Fleming señala que los productores no solo necesitan asegurarse de que las etiquetas cumplan con las regulaciones de la UE, sino también con sus propias normas regionales de etiquetado y los estándares de etiquetado del minorista. "Lograr que todos en la cadena estén en la misma página o al menos leyendo el conjunto correcto de directrices puede ser desafiante en ocasiones", comenta.

Inicialmente, al menos, Fleming sugiere que muchas bodegas simplemente pegarán una etiqueta trasera, "lo que es derrochador y no es para nada bueno desde un punto de vista de coste o sostenibilidad".

A pesar de las frustraciones a corto plazo involucradas en la implementación de estos cambios, Fleming cree que las nuevas regulaciones, especialmente la opción de mostrar la mayor parte de la información digitalmente, traerán beneficios a largo plazo para sus clientes.

"En general, creo que se ve como un cambio positivo", dice, "ya que hay esperanza de que eventualmente llegaremos al punto en que será posible producir una etiqueta que sea aplicable a todos los mercados con la información legal relevante para cada mercado alojada en línea".

Aunque a los productores no se les permite utilizar su información con fines de marketing, todavía existe la oportunidad de proporcionar a aquellos consumidores interesados mucho más detalle del que es posible ajustar en una etiqueta trasera.

"El potencial de esta solución para proporcionar no solo información legal, sino también explicar estos datos y educar a los consumidores es enorme", comenta Fleming. "Es una cosa requerir los datos en el paquete, pero podríamos ir más allá cuando se trata de ayudar a los consumidores a interpretar, entender y utilizar los datos para tomar decisiones positivas en su estilo de vida".

Por ahora, no existe el requisito para otras categorías de bebidas de proporcionar el mismo nivel de información. Sin embargo, pocos se sorprenderían si las nuevas regulaciones no extendieran finalmente su enfoque. Si el sector del vino es capaz de superar los obstáculos técnicos y demostrar los beneficios de esta información extra, entonces algunas marcas de whisky o cerveza podrían decidir actuar antes de que se les obligue.

Eso es de poco consuelo para las bodegas que actualmente están sumidas en otro gasto no deseado en un momento en que la inflación global ya está afectando todo, desde las botellas de vidrio hasta la mano de obra. Los amantes del vino deberían estar agradecidos de que se les ahorren tales dolores de cabeza. Pero la próxima vez que elija una botella, tómese un momento para apreciar la sangre, el sudor y las lágrimas que se han invertido en esa discreta etiqueta trasera.

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