Los nuevos aranceles al vino de Trump podrían volverse en su contra y poner en peligro empleo y empresas estadounidenses

Según Eric Asimov, en un artículo para el diario The New York Times, las consecuencias serían “devastadoras” para “los empleos estadounidenses que pueden perderse y los negocios que podrían verse amenazados si las tarifas entran en vigencia”

Miércoles 08 de Enero de 2020

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Eric Asimov

Según el popular prescriptor de vinos Eric Asimov en un reciente artículo para el diario The New York Times, los nuevos aranceles al vino europeo del 100% que pretende la administración Trump puede suponer una seria amenaza para la industria del vino norteamericana.

"No se equivoque, un arancel de ese tamaño sería catastrófico para los estadounidenses en la industria de bebidas. Un arancel del 100 por ciento duplicaría el precio de los vinos en tiendas y restaurantes, con desastrosos efectos devastadores", ha señalado Asimov, que añade que "los consumidores pueden estar furiosos si se enfrentan con una botella que ha duplicado su precio. Tendrán que adaptarse o beber vinos de otro lugar".

Pero para el prescriptor lo peor no sería eso, sino "los empleos estadounidenses que pueden perderse y los negocios que podrían verse amenazados si las tarifas entran en vigencia".

Además Asimov acusa de improvisación a la administración Trump al lanzar medidas amenazantes sin calcular las consecuencias, algo que, según el prescriptor, es un "patrón" del actual gobierno de Estados Unidos. 

Todo ello deriva a que, aún sin haber entrado en vigor ya esté generando resultados negativos. "Algunos importadores han pospuesto los pedidos, temiendo lo que sucederá", señala Asimov.

"El miedo no se detiene con los importadores. Toda una cadena de negocios se basa en la adquisición y venta de vinos y alimentos europeos, desde distribuidores hasta tiendas minoristas y restaurantes, y todos los trabajadores asociados, sin mencionar la mano de obra, los conductores y otros", subraya el periodista del The New York Times.

Las tarifas son parte de una represalia estadounidense contra la Unión Europea por los subsidios que otorga a la compañía aeroespacial europea Airbus. En septiembre, la Organización Mundial del Comercio dictaminó que la compañía había violado las reglas comerciales globales.

Ahora, la administración Trump también está considerando un arancel que entraría en vigor este mes de enero, del 100% sobre todos los tipos de vinos, de cualquier graduación y cualquier envase (incluyendo el granel), en represalia por un nuevo impuesto que, según dice, se dirige injustamente a las empresas de tecnología estadounidenses.

Se desconoce por qué Trump la ha tomado con el vino, de hecho la administración Trump no ha explicado formalmente por qué ha seleccionado el vino y la comida en una disputa sobre la industria y la tecnología. La maquinaria pesada, los aviones y los productos farmacéuticos, por ejemplo, representaron más del 40 por ciento de las exportaciones de Francia a los Estados Unidos en 2018, mientras que las bebidas, licores y vinagre representan aproximadamente el 9 por ciento de las exportaciones francesas, según Trading Economics.

Desastre también en Europa

Para Asimov, los aranceles potenciales "también pueden ser perjudiciales para los pequeños productores en Europa, cuyas empresas se centran en el mercado estadounidense. Las corporaciones de artículos de lujo, con divisiones de vinos y grandes compañías vinícolas, tienen los recursos para adaptarse y encontrar otros mercados. Pero las pequeñas propiedades familiares, así como los pequeños importadores que trabajan con ellas, estarán en problemas", señala.

Asimov destaca el desconocimiento del sector vinícola de la administración Trump en su artículo. "El buen vino es producto de una cultura y un lugar. Si, por ejemplo, el precio ya elevado de Borgoña se duplica, los consumidores no podrán reemplazarlo por un, digamos, Oregon pinot noir. Es un vino diferente. Del mismo modo, el cabernet sauvignon de Napa Valley puede haberse inspirado en Burdeos, pero los vinos no son intercambiables. Sin opciones europeas, los estadounidenses beberán de manera diferente".

Asimismo, los altos aranceles para los vinos europeos "tampoco serán necesariamente una bendición, como algunos han sugerido, para la industria vitivinícola estadounidense, especialmente para los pequeños productores estadounidenses", destaca el experto en vinos norteamericano.

Por todo ello señala que "muchos en el comercio del vino estadounidense están tratando de movilizar a la opinión pública contra los aranceles amenazados y de persuadir a la administración Trump de que el costo inmediato para los estadounidenses en empleos e ingresos será mucho peor que el dolor que los aranceles infligen a los europeos".

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