Cabalcata a ciegas o el enoturismo sorpresa

Se trata de un viaje de una semana de duración (comenzando en lunes y terminando en domingo) en el que las personas que han participado no sabían casi nada de la ruta y organización, únicamente que el alojamiento sería en alguno de los establecimientos de Paradores de Turismo de España

Enrique López

Miércoles 06 de Noviembre de 2019

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Dentro del conjunto de viajes de Winy Fog; la vuelta a España en 80 vinos, hemos desarrollado una nueva actividad de enoturismo denominada "Cabalcata a Ciegas", cuya primera edición hemos vivido del pasado 28 de octubre al 3 de noviembre. Algo nunca experimentado en el turismo del vino de nuestro país. Una valiente e innovadora idea que combina turismo, gastronomía y vino con la emoción de que cada día sea una aventura desconocida.

Se trata de un viaje de una semana de duración (comenzando en lunes y terminando en domingo) en el que las personas que han participado no sabían casi nada de la ruta y organización, únicamente que el alojamiento sería en alguno de los establecimientos de Paradores de Turismo de España.

ASÍ HA TRANSCURRIDO LA TRAVESÍA

DÍA 1.

El lunes, tras recoger al grupo (15 personas) por la mañana en Madrid, comenzó el viaje. Fue muy divertido observar a los viajeros, entre nerviosos, ilusionados y expectantes, apostar por los posibles destinos según el bus iba tomando una dirección u otra... La curiosidad y el factor sorpresa cada día del viaje ha añadido un apasionante plus a la calidad de la organización, Paradores, vino y gastronomía.

Hicimos una primera parada en el Monasterio de Piedra, en Nuévalos (Zaragoza), un monasterio cisterciense del siglo XIII cuyo conjunto monumental aglutina diferentes estilos: del gótico al barroco, pasando por el mudéjar y el renacentista. Además, el edificio alberga el Museo del Vino de la D.O. Calatayud y una exposición sobre la historia del chocolate: según cuenta la historia, parece que fue un monje de Piedra quien, tras un viaje a las Américas, trajo el cacao al Monasterio y aquí lo cocinaron por primera vez en Europa, descubriendo así su extraordinario sabor a mediados del siglo XVI.

Tras la comida en el restaurante Reyes de Aragón y la visita guiada al Monasterio, vivimos un momento mágico paseando por el Parque Jardín Histórico, un espectacular recorrido a través de una exuberante naturaleza. Un paisaje sorprendente donde caminos y senderos cruzan cascadas, arroyos, lagos y grutas, a la sombra de árboles centenarios y una excepcional vegetación.

Admirados por la belleza de este espacio único, nos dirigimos al primero de los Paradores que nos han dado alojamiento durante el viaje: el Parador de Soria.

DÍA 2.

Tras el desayuno en el Parador de Soria, nos dirigimos (por supuesto y como durante todo el viaje, sin que nadie lo supiera), a la primera de las bodegas que visitaríamos: Pagos de Araiz, con D.O.Navarra, ubicada en Olite.

 

Perteneciente al grupo Masaveu, propietarios de otras 4 bodegas (incluyendo una de sidra en Asturias), Pagos de Aráiz es una auténtica sorpresa de bodega: visitarla es adentrarse en la cultura del vino y dejarse llevar por una completa experiencia vinícola, rodeados de un espectacular entorno natural y de hermosas obras de arte. Tuvimos la suerte de ser recibidos por la directora de enoturismo del grupo, Chelo Miñana, y coincidir con su enólogo, Juan Glaría, que nos instruyó en una cata de 3 de sus vinos y alguna que otra sorpresa.

Finalizada la cata, nos dirigimos al Parador de Olite, donde además de alojarnos dos noches, este segundo día de viaje nos recibieron con una deliciosa (¡y abundante!) comida.

La tarde libre la aprovechamos la mayoría para visitar el conjunto monumental del Palacio Real de Olite, compuesto por tres partes: Palacio Viejo (actual Parador donde estuvimos alojados), ruinas de la Capilla de San Jorge y Palacio Nuevo. Esta última es la parte más extensa y visitable, y es conocida como el Castillo de Olite, el monumento medieval más importante de Navarra, fiel reflejo del esplendor que disfrutó este viejo reino hace seiscientos años.

DÍA 3.

Desde Olite nos encaminamos hasta el Señorío de Otazu, a escasos kilómetros de Pamplona. Como su nombre indica, se trata de un antiguo señorío con más de 800 años de historia, recuperado para el arte y el vino. La Iglesia de San Esteban fue la primera piedra de este anfiteatro natural de gran belleza. La Torre de Otazu, del siglo XIV constituye un punto en la cadena de torres defensivas que un día abundaban en las inmediaciones de Pamplona. El Palacio Renacentista del siglo XVI y el bosque de roble devuelven el esplendor a una zona históricamente recuperada.

La nueva bodega es una maravilla arquitectónica; una Catedral del vino que integra las más avanzadas tecnologías de elaboración y todo el saber de muchas generaciones. Un lugar donde el arte corteja al vino, y viceversa. Un paseo educativo por los sistemas de elaboración y crianza, jalonado por innumerables obras de arte, y una de las salas de barricas más bonitas que nunca hemos visto.

La comida en bodega, sencillamente deliciosa. Un variado cocktail de diferentes exquisiteces elaboradas con productos de la zona. Y todo regado con sus vinos blancos, rosados y tintos.

Y para redondear el día, sorprendimos a nuestros viajeros con una parada en Pamplona, donde tuvimos tiempo de hacer el recorrido de San Fermín, caminar por Estafeta, llegar a la Plaza del Ayuntamiento escenario del mundialmente famoso chupinazo, tomar un café en Iruña junto a la estatua de Hemingway... Y de vuelta al Parador de Olite.

DÍA 4.

En este cuarto día de viaje, cambiamos de denominación de origen para adentrarnos en La Rioja, Descansados y desayunados, nos desplazamos hacia Bodegas Vinícola Real (200 Monges).

Pero en un viaje que es sorpresa en cada momento, también hay tiempo para la improvisación... Y es que, según viajábamos desde Olite a la bodega, vimos que pasábamos junto a la localidad de Ayegui, lugar donde se encuentra la famosa fuente del vino en el Camino de Santiago, en Bodegas Irache... ¿Cómo no íbamos a parar un ratito allí? Y así lo hicimos. ¡Cuánto disfrutamos bebiendo vino de la fuente!

Ya en D.O.Ca. Rioja, en Vinícola Real, la visita fue interesantísima. El edificio (que alberga también el Hotel La Casa del Cofrade) está construido cerca de la capilla de Santa Catalina, única parte que se conserva del Monasterio de San Martín de Albelda fundado en el año 924 d.C.

La visita es una auténtica clase práctica de la historia del vino y la vida monacal en nuestro país. La historia de los 200 Monges (sí, sí, Monge con "g"...) es digna de ser contada, pero sobre todo es digna de ser vivida en las instalaciones de la propia bodega...

Y contemplar y conocer la historia del Código Albeldense o Vigiliano, escrito en el año 976 en el scriptorium del desaparecido monasterio de San Martín de Albelda, un auténtico privilegio. El códice original se guarda en la Real Biblioteca de San Lorenzo del Escorial, pero Bodegas Vinícola Real posee un facsímil que pudimos contemplar durante la ruta. Por contenidos y prestancia se trata, sin duda, de uno de los más importantes y espectaculares códices hispanos de la Alta Edad Media. Este códice y la historia olvidada de sus autores, los monjes amanuenses Vigilán, Sarracino y García, son el núcleo del proyecto Universo 200 Monges.

Por último, el momento enogastronómico: menú riojano, con sus patatas a la riojana y sus chuletillas asadas al sarmiento, todo maridado con el vino de la bodega...

Ya para el alojamiento y descanso, un nuevo Parador: Santo Domingo de la Calzada, donde nos hospedamos dos noches.

DÍA 5.

El viaje entra en su recta final. El grupo ya es una piña, una reunión de amigos congregados en torno al vino, la gastronomía y el turismo.

Amanecemos en el quito día de la Cabalcata a Ciegas en el Parador de Santo Domingo de la Calzada. Aprovechamos la mañana para visitar la Catedral de la localidad, en el Año Jubilar Calceatense, celebrándose los mil años del nacimiento de Santo Domingo.

En la exposición dedicada a la vida del santo, hemos conocido su vida, sus construcciones, su dedicación al Camino de Santiago y alguno de sus milagros atribuidos, como el famosísimo de la gallina: Santo Domingo de la Calzada, que cantó la gallina después de asada.

A media mañana nos dirigimos a Cuzcurrita del río Tirón, para hacer visita a la bodega de la jornada: Bodegas Bohedal, una coqueta y familiar bodega donde nos lo pasamos en grande.

Después de conocer sus instalaciones, como no podía ser de otra forma en este viaje... nos hemos divertido con una cata a ciegas. Con los ojos tapados hemos tratado de identificar algunos aromas primarios, secundarios y terciarios clásicos del vino, y luego hemos catado a ciegas 3 vinos diferentes.

Y, por último, allí hemos podido degustar un menú típico riojano, platos maridados con los blancos, rosados y tintos de la bodega.

Por la tarde tiempo libre, que algunos aprovechamos para hacer la visita nocturna a la Catedral de Santo Domingo de la Calzada.

DÍA 6.

Fue un día muy especial en el viaje. Parte de la programación del día (como todo en el viaje, era desconocido para nuestros valientes aventureros), era visitar por la mañana el Monasterio de las Huelgas en Burgos. Pero por una incompresible e inexplicable norma, que además no estaba indicada en el proceso de compra de entradas de grupo, y también (todo hay que decirlo) por la poca flexibilidad y compresión de las trabajadoras de la entrada del Monasterio, no nos fue permitido hacer la visita (con las entradas compradas y pagadas...).

En todos nuestros viajes comenzamos diciendo que nunca vamos a encontrarnos problemas, pues cuando a un problema se le da solución, éste deja de serlo. No tenemos problemas, tenemos soluciones... Y así fue.

Gracias a la disposición y buen humor de nuestros viajeros, cambiamos la visita al Monasterio de las Huelgas por una visita al centro histórico de Burgos. Algunos eligieron el tren turístico (¡cuánto se divirtieron!), otras caminar por sus calles, monumentos y comercios, otros visitar la Catedral... Cada uno aprovechó estas dos horas libres como quiso conveniente. Y al final, el premio...

Comida en el restaurante Cobo Vintage, una estrella Michelín en el centro de Burgos. Todo un homenaje culinario. Calidad, cantidad, buen servicio, amabilidad, confort, buen vino... Encantados y enamorados de Miguel Cobo, que con humildad y simpatía nos atendió y presentó cada uno de los platos, colaboró en el servicio y nos hizo sentir como en la cocina de nuestra casa, pero en el comedor de uno de los restaurantes de Castilla con más prestigio y reconocimiento.

La sonrisa y cara de felicidad de cada uno de los integrantes del grupo a la hora de subir al bus para viajar al Parador de Lerma lo decía todo.

¿He dicho Parador de Lerma? Así es, la última parada de nuestro viaje fue en este maravilloso Parador. Extraordinario, singular, señorial y majestuoso. ¿Qué mejor final podríamos idear?

DÍA 7.

El final de la ruta. Un viaje arriesgado por innovador y primerizo. A mayor inquietud por la novedad e inexperiencia, mayor nivel de satisfacción por la conquista del agrado, felicidad y placer de nuestros valientes viajeros.

Acabamos en Ribera del Duero, en Finca Torremilanos: mucho más que un hotel con una bodega centenaria en Ribera del Duero, mucho más que enoturismo en una de las zonas de España más especiales y con mayor tradición enológica. Una experiencia completa donde el enoturismo se mezcla con la tradición, la gastronomía y la cultura dando lugar a una experiencia única. Y una de las pocas bodegas españolas con tonelería propia.

Su vino y su excelente comida han sido el broche de oro a un viaje que será difícil de olvidar.

Decía T.S. Elliot, poeta y dramaturgo británico-estadounidense; "solo aquellos que arriesgan ir demasiado lejos pueden encontrar lo lejos que pueden llegar". Nosotros lo pensamos, lo organizamos y lo hicimos. Y nuestros 15 valientes tuvieron la audacia y atrevimiento de vivir nuestro plan.

Seguimos soñando. Seguimos cumpliendo sueños. www.WinyFog.es

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