José Antonio Sanjurjo
Miércoles 02 de Octubre de 2019
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Joaquín Parra es un pionero. Cuando el marketing del sector del vino estaba en pañales él irrumpió en Castilla-La Mancha con la asesoría Wine Up Consulting. Luego vendrían sus iniciativas de enoturismo inverso, el portal ecatas.com , considerado el primer panel de cata online. Y en su trayectoria merece un espacio primordial la guía Wine Up, también pionera en adaptarse a las innovaciones tecnológicas. Con ella demuestra sus dotes de comunicador del vino, con un criterio muy personal pero evitando a toda costa que este sea un mundo impenetrable. "Todo el mundo tiene que ser capaz de descorchar una botella y disfrutarla", avisa.
Una guía de vino que no sale en papel fue en su momento una gran novedad y aún hoy no es lo más común. ¿Cuál cree que es el posicionamiento de Wine Up entre este tipo de publicaciones?
Realmente la guía nace en 2012 con la idea de llegar a un público más abierto. Doy por hecho que va a llegar al público profesional. Es el público principal de la mayoría de guías, el que está dispuesto a pagar por una información tan completa sobre vinos como la que damos.
Pero además se entiende que si se hace en un formato gratuito podrá llegar a mucha más gente, a consumidores habituales que a lo mejor no están dispuestos a pagar por una guía de vinos pero sí valoran esa información profesional y contrastada.
Por tanto, ¿el prestigio no tiene nada que ver con el soporte?
Por supuesto. Hoy el papel está cada vez más en desuso. Si lo miramos desde el ecologismo, todo lo que sea evitar el consumo innecesario de recursos está bien. Pero más allá de eso yo jamás he visto a nadie comprando vino en una tienda con una guía en papel, la que sea, en la mano. En cambio, con el móvil está todo el mundo todos los días en un restaurante, en una tienda, en un bar... Es un soporte que llevamos siempre.
¿Qué nivel de relevancia tiene contar con descargas adaptadas a dispositivos portátiles, una aplicación o la presencia en redes sociales?
Mucho. La media de descargas por edición de la guía supera las 30.000. No sé la tirada de otras guías, pero me atrevería a decir que la mayoría no superan los 5.000 ejemplares en papel. Entonces, por un lado tenemos asegurada la distribución de esta guía y luego está el hecho, no menos significativo, de que el consumidor en cualquier momento la puede consultar.
Portada de la guía
Wine Up está pensada para el formato e-book. No consume recursos en el teléfono móvil, cuando una app sí, y en cualquier momento lo puedes abrir y hacer una búsqueda rápida. Además tiene miles de enlaces externos para ampliar información de los vinos y de las bodegas, incluso los espacios promocionados te permiten hacer una compra online o reservar una noche en el hotel de una bodega. Sin salir de la aplicación, sin tener que escribir una sola dirección web, te permite ampliar toda la información e incluso hacer otras gestiones como reservas o compras.
¿Una buena guía es la que más vinos valora, la que resulta muy selectiva, la mejor organizada...?
Yo creo que la más veraz y la más independiente en su crítica. Es decir, la guía que cata los vinos a ciegas. Con todo el respeto a las demás guías, y desde la amistad que tengo con el sector, para mí los críticos que catan vinos con etiqueta a la vista no dejan de hacer un catálogo con un comentario de un profesional.
“La mejor guía es la más veraz e independiente en su crítica, es decir, la que cata los vinos a ciegas”
Cuando estás viendo la etiqueta estás catalogando en función de lo que estás viendo. En una cata a ciegas valoras el contenido, el vino. Quien habla es el vino, no la etiqueta ni la zona o la historia de la bodega.
¿Así se disipa cualquier sospecha de amiguismo?
Sí, de amiguismo, de intereses o inquinas personales con una bodega o con una zona. Eso se ve cuando coges una guía, la que sea, con valoraciones de zonas concretas. Luego en concurso internacionales en los que la cata es a ciegas ves que vinos que comparten el mismo premio –una medalla de oro- si son de una zona en la guía tienen 88 puntos y si son de otra zona tienen 93, cuando en un concurso de cata a ciegas comparten medalla de oro.
Yo pienso que muchas veces se valora la zona o la historia, que es algo que hay que valorar, pero estamos castigando proyectos que se merecen una oportunidad independientemente de la zona donde están.
Sobre esto tengo una sensibilidad especial porque mí día a día y mi desarrollo profesional está en Castilla-La Mancha, que siempre es una de las regiones peor tratadas. Entiendo que hay bodegas en esta zona, y en otras como Cariñena, como Teruel o como Almería, a las que hay quien no les da la menor importancia por venir de esta zona. Y en cambio merecen una atención por el trabajo que están haciendo, merecen un reconocimiento como cualquier otra bodega de España o de otro país.
¿Puede que con una guía así hayan llegado a un público 'inesperado'? ¿Han alcanzado algún tipo de población que hasta que existió Wine Up no conectaba con el vino?
No creo. Nadie se descarga una guía por casualidad. Yo no me descargo una guía de colombicultura porque no me interesa. Quien se descargue una guía de vinos o entre en una web como Vinetur tiene un interés claro por el vino. Así que no creo que haya descubierto nuevos territorios. Estaría muy bien decirlo pero no es así. Ni he descubierto nada ni soy mejor que otros, simplemente he apostado por un formato y un soporte para que quien no esté dispuesto a gastarse dinero en una guía pueda tener una guía. Y esa gente es más de la que hay dispuesta a pagar por una guía.
¿Cómo ha evolucionado Wine Up en estos años? ¿Hay que perfeccionar más el lenguaje utilizado en las críticas de vino para hacerlo más asequible o eso ya se ha ido consiguiendo?
Yo parto de mi experiencia en la cata de vinos, mi día a día en el trabajo. En el Wine Up Tour yo estoy catando anualmente para cerca de 2.000 personas en grupos de 20 o 25. Es decir, tengo un contacto muy cercano con el consumidor final, tanto el apasionado como el que simplemente no es ni iniciado en el vino. Y lo hago en un vocabulario cotidiano y fácil de entender por todos. Porque la verdad es que tampoco es que esté haciendo nada que no haga en mí día a día a la hora de comunicar el vino.
Pero quizá no sea eso lo habitual en otros ámbitos del vino, ya sabe que a veces hay un lenguaje críptico que no ayuda...
Ya. Yo parto de mi forma de trabajar en el vino. Al final cada uno utiliza el lenguaje que quiere o que sabe. Yo podría utilizar un lenguaje más complicado pero eso no me hace mejor catador, lo que me hace es más incomprensible y eso lleva a que la gente se aleje de lo que quiero, que es acercar el vino a todo el mundo y que todo el mundo sea capaz de descorchar una botella y disfrutarla.
“Yo podría utilizar un lenguaje más complicado pero eso no me hace mejor catador, lo que me hace es más incomprensible”
Al final el vino tan solo es eso. Si nos metemos en su esencia, el vino es simplemente disfrutar. Antiguamente era otra cosa, era alimento, pero hoy quien consume vino es para disfrutarlo, para pasar un momento, para compartirlo. Y luego ya cada uno en función de su capacidad económica o sus preferencias invierte más o menos dinero en el vino que consume. Pero básicamente debemos restringir el vino a algo tan sencillo como el disfrute.
¿Las bodegas dan importancia suficiente a su presencia en guías?
Depende de la persona que haya en la bodega. Te encuentras con bodegas muy sensibles al trabajo que se hace, lo valoran, lo agradecen y ven que es muy positivo para darse a conocer. Otras no lo valoran. Cada uno comunica como considera. Hacer una buena comunicación, llegar al consumidor final, no necesariamente tiene que pasar por una guía. Quien entienda que sí, que le beneficia la comunicación externa de sus vinos y su proyecto, mejor para él. Pero tampoco voy a entrar a valorar a quien no lo hace, cada cual hace como mejor entiende.
Sí que es cierto que el mensaje que llega de un tercero siempre es más imparcial que cuando llega directamente de la bodega. En mi experiencia de las catas que hago en el Wine Up Tour percibo que la gente valora más cuando te habla alguien externo a la bodega de las virtudes del vino que si es alguien de la bodega. Ahí ya dan por hecho que está intentando vender el producto.
“Es importante que las bodegas entiendan que lo que no se comunica no existe”
Pienso que es importante que las bodegas entiendan que lo que no se comunica no existe. Ahí estáis los medios, muchos compañeros que hay en España, y todos coincidimos en la importancia de la comunicación y de la difusión del vino. Ojalá que hubiese noticias positivas de vino en el Telediario porque nos facilitaría a todos el trabajo y sobre todo motivaría a las bodegas que habría que estuvieran en su día a día y se viera que realmente el vino es algo positivo.
¿Qué protagonismo le otorgan al enoturismo dentro de la guía? ¿El consumo de vino tiene que ir cada vez más vinculado a él o su incremento pasa por ganar presencia en otro tipo de contextos?
En la guía hay una parte de enoturismo, que de momento no es la que más páginas ocupa. Pero para mí el enoturismo es vital, es una de las mejores formas de promoción que tiene una bodega. Que alguien te visite y tenga la capacidad de conocerte en persona y que seas tú directamente quien le cuente el mensaje es muy importante.
“En el enoturismo se agradecen más esos proyectos independientes en los que el valor principal es la persona”
Obviamente tienes que tener un mensaje, un relato de tu bodega. Pero no necesariamente tienes que tener un palacio para enseñar tu bodega. Hay mucha gente que piensa que como no tiene una bodega monumental no la puede enseñar. Todo lo contrario, hoy casi se agradecen más esos proyectos independientes en los que el valor principal es la persona que una bodega con museo o cosas así en la que el dinero es lo más importante y que sin dinero no se hubiera hecho.
Para mí esas bodegas son muy bonitas, están muy bien, pero aprecio más el valor humano que hay detrás de un proyecto en el que quizá no haya tanto que enseñar pero te están abriendo el alma en sus explicaciones y con el vino.
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