Así es la nueva viticultura que cambiará el mercado del vino

En pocos años el sector vinícola cambiará radicalmente, con nuevos vinos en el mercado nunca vistos hasta ahora, y el origen de todo ello pasará inevitablemente por el campo

Jueves 24 de Mayo de 2018

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La diversidad genética es deseable en cualquier contexto. Sirve para que las poblaciones (sean humanos, animales o plantas) se adapten a entornos cambiantes y sobrevivan. La diversidad genética permite evolucionar y mejorar la calidad en general de la población.

En el mundo del vino, impulsados ​​por las presiones del cambio climático, la sostenibilidad ambiental y las enfermedades, los productores se están dando cuenta de que ignoran este hecho y de que supone un riesgo.

El meollo del problema es que la práctica moderna del viñedo de selección clonal está acabando con la diversidad genética. Seleccionar las mejores de Vitis vinifera que reproduce el mejor material de la vid, ha reducido artificialmente la diversidad genética de las vides haciéndola, en consecuencia, más vulnerable a enfermedades.

¿Se imaginan un mundo sin asiáticos, o sin hispanos, sin razas en definitiva, todos iguales? Lo que se necesita, algunos productores de todo el mundo ahora se dan cuenta, es un cambio de mentalidad alejándose de los megacultivos y hacia la rediversificación, favoreciendo variedades menos conocidas y criando nuevos híbridos resistentes a las enfermedades para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

Por otro lado, la selección clonal y los cultivos estandarizados propician el incremento de pesticidas en el campo. Mientras que los cultivos de nuevos híbridos genéticos, apoyados en estudios que se están llevando a cabo en los principales países productores, están propiciando la aparición de herramientas para reducir el uso de pesticidas.

En Francia, España y Australia son varios los proyectos iniciados, algunos con décadas de trabajo tras de sí, que motivan grandes esperanzas en cuando a nuevas variedades híbridas. El futuro es prometedor: estas variedades ofrecen una fuerte resistencia a enfermedades comunes como el mildiú y se espera que emerjan en los próximos años multitud de nuevas variedades al mercado.

Este es un avance significativo, pero aun queda camino por recorrer. Existen otras enfermedades virales y enfermedades fúngicas que descomponen la madera a considerar, que son genéticamente más complejas y tomarán mucho más tiempo para abordarlas.

Varios investigadores reconocen la necesidad urgente de combatir estas enfermedades desde las variedades híbridas, al tiempo de reducir o eliminar la necesidad de fumigación con pesticidas.

La presión de la enfermedad es importante, pero podría decirse que el factor más determinante que cambiará radicalmente la forma en que funciona la industria del vino será el cambio climático. Podría decirse que el factor más importante de la composición de la fruta y la calidad del vino es la temperatura. Así que a medida que la temperatura continúe aumentando, el tipo de estilos de vino por los que las regiones son conocidas inevitablemente tendrá que cambiar.

Por ello, la diversidad genética se muestra también como una de las mejores herramientas en la lucha contra la temperatura. No será raro en unos años, ver regiones, acostumbradas al predominio de un varietal, diversificar su producción hacia alternativas híbridas de variedades menos conocidas, que ofrecerán mejores maduraciones y calidad final del vino.

¿La industria del vino ha reaccionado lentamente ante esta necesidad de ampliar el acervo genético? Indudablemente. Va en contra de una larga tradición en el sector que es reacia al cambio. Pero los acontecimientos de los últimos años están provocando estos cambios y está sucediendo. Tales iniciativas están empezando a surgir en todo el Viejo y Nuevo Mundo. Como es típico en la industria del vino, les llevará tiempo "dar fruto" y, lo que es más importante, que los mercados apoyen tales cambios.

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