Carmen Fernández
Martes 03 de Mayo de 2016
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Se cuentan por centenares los concursos de vinos que se celebran a lo largo de todo el año... impulsados por publicaciones especializadas o por colectivos profesionales, temáticos, populares,... pero son cada vez más los que se cuestionan su honestidad y, sobre todo, su utilidad. ¿Resulta rentable ganar un concurso? ¿Tienen el mismo valor todas las guías? ¿Cuentan todos ellos con un jurado profesional e imparcial?
Luz y taquígrafos para los concursos y las guías vitivinícolas de la mano de nuestro sumiller Javier Campo.
¿Qué tipo de concursos de vino existen y cuáles son los más importantes?
Los tipos de concurso vienen marcados un poco por quienes lo organizan. Algunos son catas a ciegas, otros no. ¿Es esto un condicionante para el jurado? En mi opinión, sí lo es. Grandes nombres reciben grandes reconocimientos. Y muchas veces, ocurre que si los concursos son muy estrictos y con cata a ciegas, algunas bodegas no se presentan, siguiendo el dicho "donde no sabes si vas a ganar, tienes mucho que perder".
Pero hay decenas de concursos, nacionales e internacionales, cuáles son los más importantes?
Los más populares y reconocidos internacionalmente sean el Decanter World Wine, el International Wine & Spirits Competition, el Concours Mondial de Bruxellas, el International Wine Challenge, los Premios Bacchus, Mundus Vini, el China Wine & Spirits Awards o el Challenge International du Vin entre muchos otros. En España concurren varios concursos a nivel nacional, a nivel regional o autonómico y a nivel privado. Normalmente es el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente quien le da oficialidad al concurso. Quizá destaca los Premios Bacchus, los Premis Vinari, Vino y Mujer, Monovino, Garnachas del Mundo (también internacional), Ecovinos, etc. Existen muchos más que se pueden consultar en el B.O.E. y en la Dirección General de la Industria Alimentaria.
¿Y qué me dices de las Guías de Vinos.... es imprescindible para las bodegas estar en ellas?
Uyyyy... con la iglesia hemos topado. Aparecer en un guía está muy bien y a veces no tan bien. La gente que no es profesional del vino pero es "winelover" consulta guías. Los que somos profesionales del vino consultamos guías. Pero las consultas son diferentes. El ciudadano amante del vino necesita una referencia para comprar vino y para experimentar pero hay quien usa las guias para anteponer un vino a otro y justificar. Pero el quid de la cuestión es ¿Cuál es el mejor vino? ¿El que dice el Sr. Guía o el que más te gusta a ti? Es muyyyyy complejo, pues en las guías hay cosas justas e injustas.
Y qué criterios se siguen para hacerlas?
Hay guías de cata a ciegas y otras no lo son, con lo que los condicionantes son más que palpables. Quienes hacen la guía tienen su criterio y hay quien no lo comparte. A veces hay coincidencias (que es muy bueno para la bodega, el vino y el consumidor final) y otras veces saltan chispas de discrepancia. Se le echa la culpa al quien escribe una guía que un vino está por debajo de otro o que debería tener un determinado número de puntos. Yo pienso que no se le debe echar la culpa de nada. Tú puedes comprar la guía o no. Leerla o no. Hacerle caso o no. Incluso, puedes escribir tú una guía. Las guías que tienen un prestigio o reconocimiento están ahí por algo. Tan mal no lo deben hacer. Pero claro, es fácil ver los toros desde la barrera. Igual que en los concursos hay muchas, pero las más reconocidas son quizás la de Robert Parker, Guía Peñin y la Guía Gourmets.
¿Tiene algún coste para las bodegas estar en estas guías y, si es así, les compensa pagar ese peaje?
Bueno, hay guías que cobran y otras que no....Tú pides que te valoren. Si no te gusta oír el resultado igual no deberías presentarlo si no estás seguro del mismo.
Y en el caso de los concursos, ¿es gratuito para las bodegas participar?
Hay de todo, aunque la norma es pagar por muestra o grupos de muestras. Cuantos más vinos presenta una bodega, más barato le sale. Los importantes varían entre los 80€ y los 120 € dependiendo de las muestras.
Ganar un concurso siempre es una buena noticia para una bodega imaginamos pero, ¿les compensa a las bodegas?
Ufff....pues no siempre. Yo parto de la base que todos lo que hacen vino lo hacen con cariño, mimo y mucha ilusión. Unos con más recursos y otros con menos. El baremo inicial es diferente y muchas veces el esfuerzo económico, también. Ganar un premio es un arma de venta a posteriori ya que solemos comprar cuando hay una recomendación de por medio. Este, probablemente sea el parámetro más importante de los concursos, ya que el reconocimiento está muy bien, pero el objetivo final es la venta.
¿Y cómo se garantiza la limpieza en los concursos y la objetividad de los resultados?
Pues es algo que sigo preguntándome. Si partimos de la base que todos los concursos son limpios, la objetividad de los jurados es plena. Pero no todos los que participamos como jurados en un concurso tenemos la objetividad plenamente garantizada. Y me explico desde mi experiencia como jurado. He probado vinos sin saber cuáles eran, en cata a ciegas. Después (o antes) he probado los mismos sabiendo cuales eran. Y son diferentes. ¿Por qué? Pues porque existen muchos parámetros a tener en cuenta. Parámetros externos son la presión propia del concurso y la responsabilidad, la temperatura de la sala, el ruido, las copas, el número de muestras catado (que no es lo mismo catar 5 vinos que 50 en el mismo día). Parámetros propios del catador son el humor del día (que todos podemos tener un mal día), cansancio, un resfriado o una alergia, una repetición paulatina de coincidencias olfativas o gustativas. Todo eso influye, además y lo dejo para último lugar, si se conoce lo que se cata y si existen intereses en promocionar un determinado producto a cambio de favores o de dinero.
Todos los concursos deben seguir las mismas reglas en cuanto a puntuación, jurado profesional o estamos en tierra de nadie?
Suelen haber unos estándares mínimos que se parecen bastante en todos pero cada concurso tiene sus propias reglas y modalidades. En cuanto al jurado, suele estar compuesto por enólogos, sumilleres, críticos, escritores o periodistas del vino y a veces alguna figura administrativa que no pinta nada, pero que está ahí.
¿Qué perfil suelen tener los jurados?
Muy variado a veces, lo cual es bueno. Está el jurado que todo le parece maravilloso y el jurado que es un pelín "borde" y destructivo. El imparcial. El muy experimentado y el menos experimentado pero que suele tener una opinión bastante menos condicionada. Todo ello crea un cierto equilibrio en conjunto.
¿Quiénes son los Master of Wine que muchas veces aparecen entre ellos?
Un Master of Wine es una persona que cumple unos requisitos mínimos de conocimientos exigidos por el Institute Master of Wine de Londres. Después de justificar éstos conocimientos puede que sea admitido a participar en los exámenes. Es uno de los títulos más respetados y exclusivos en el mundo del vino, pero hay que decir que para tenerlo es necesario pagar unas tasas muy, muy altas, lo que lo hace un título muy exclusivo y al alcance de pocos ya que, independientemente de los conocimientos que tengas, no todo el mundo dispone de los 40.000 € para justificarlos.
¿Tanto?
Sí. Piensa que solo la matrícula cuesta 16.000 €, más estancias, más viajes, más todos los vinos que tienes que probar y conocer (que no son baratos) más los cursos previos necesarios si te decides a ser un MW. Sí. Vale mucha pasta. Pero como todo en esta vida ¿no?
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