¿En qué país de Europa se bebe más?

Los españoles salimos mucho, alternamos bares, pero no somos los que más alcohol consumimos

Viernes 27 de Noviembre de 2015

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Cuando hablamos de qué países o regiones del mundo tienden a beber más alcohol que los demás, solemos tirar de tópicos y clichés. Uno de ellos es creer que en España bebemos mucho, aunque la realidad es que para nosotros beber alcohol es un acto social y gastronómico asociado a nuestra cultura. Lo cierto es que nuestras cifras de consumo son algo más moderadas que las de la mayor parte de nuestro entorno. Nuestra particularidad viene dada por otro motivo: antiguamente éramos un país que bebía, ante todo, vino; hoy, hemos revertido la ecuación y la cerveza representa el 50% de nuestro consumo. Al contrario que Francia o Italia, donde el vino es abrumadoramente dominador, hemos salido del cinturón vinícola.

Pero volviendo a los clichés, si preguntamos a cerca del tema, muchos contestarán "los rusos, por supuesto": es la respuesta habitual a la pregunta "¿qué país es el que más bebe del planeta?". Los países escandinavos, Finlandia a la cabeza, también suelen ser caracterizados como los más aficionados a la bebida. Y sin embargo, la realidad es distinta: ninguno de ellos encabeza la lista de los países más bebedores del planeta. Lituania lo hace.

Y tras ella, Austria. Y poco después, República Checa. Y no muy lejos, Francia. Lo cierto es que el último informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OECD en sus siglas en inglés) contribuye a derrumbar algunos mitos en relación a la nacionalidad y el alcohol. España se ubica en una cómoda posición a mitad de tabla, entre Australia, nación conocida en el mundo anglosajón por su afición a la mala cerveza, y Bélgica, nación conocida por su afición a la buena cerveza. El estudio sólo afecta a países dentro de la OECD, de modo que deja fuera a ilustres campeones del beber como Bielorrusia o Moldavia.

Los puestos de honor son para países de distinto calado. Y aunque hay cierto patrón (cuanto más al este del continente, más probabilidades de consumir alcohol), sus hábitos son variados. Desde la confraternización cervecera un mes de octubre cualquiera hasta la soledad deprimente de la vida en el crudo invierno del norte de Europa, veamos cuáles son las bebidas más frecuentemente consumidas por los países que más alcohol beben.

Lituania. La corte lituana, antaño poderosa y refinada, optaba por el vino como signo de distinción. Su elevado precio impulsó el consumo de otras bebidas más baratas y fáciles de producir. Surgieron la cerveza y el vodka como alternativas, y se han mantenido al frente de las preferencias de los lituanos hasta hoy. Pese a que la cerveza es más consumida en términos globales, la bebida estrella del país es el vodka. Lituania también lidera el ranking de suicidios por habitante. El país esconde algo oscuro.

Austria. Pese a no contar con la fama mundial de sus vecinos del norte, los austriacos superan con mucho el consumo de alcohol medio de los alemanes. Más del 50% del alcohol consumido masivamente por los austriacos es cerveza. Le sigue el vino a una distancia prudencial, y las bebidas espirituosas aún más lejos.

Estonia. Cualquier dato sobre el consumo de alcohol en Estonia se ha de tomar con cautela. El comercio y la producción ilegal, especialmente de vodka barato, es frecuente. Aunque se ha visto relegado a un segundo plano en favor de la cerveza, sobre todo artesanal. El país parece dejar de beber para emborracharse y comenzar a hacerlo por puro placer.

República Checa. La cerveza es la reina del mercado checo: más del 50% del consumo de alcohol del país. Hay una infinidad de excelentes variedades locales, y la historia de la producción de cerveza checa se remonta al periodo medieval.

Rusia. La relación entre Rusia y su alcoholismo es célebre y se centra en el vodka, exquisito licor nacional de antiquísima producción. Los rusos beben mucho, tanto que es uno de los problemas históricos del país. Recientemente, Dmitry Medvedev trató de reducir el consumo de sus ciudadanos doblando el precio de la botella de vodka. La producción casera es frecuente, aunque su calidad sea ínfima y cause serios problemas de salud a sus consumidores.

Hungría. Un caso singular dentro de Europa. El país no es eslavo, de modo que su relación con el vodka y otras bebidas espirituosas no es predominante. Por entorno geográfico y condiciones meteorológicas, debería entrar dentro del cinturón de la cerveza, pero su consumo sólo representa el 36% del total. De hecho, a los húngaros les encanta el vino, y cuenta con muy sorprendentes y muy populares licores locales, como el pálinka.

Francia. Y llegamos al único país mediterráneo que ha entrado en el 'top ten' de la OECD. Francia es vino. No sólo produce algunos de los mejores del mundo (y sabe venderlos, al contrario que España), sino que también los bebe con efusividad. El 56% del alcohol bebido en el país se produce en viñedos. Lejos quedan las espirituosas y, más lejos aún, la cerveza, una "vulgaridad" indigna de la 'grandeur' francesa.

Luxemburgo. Antaño campeón europeo del consumo de alcohol, Luxemburgo se ha moderado durante los últimos años. Su posición intermedia entre la cultura del vino, mediterránea y cálida, y la de la cerveza, germánica y centroeuropea es su singularidad. El ducado, mezcla de ambos, se decanta antes por el vino (43%) que por la cerveza (36%), pero la brecha es pequeña. Lejos aparecen las bebidas espirituosas (21%).

Alemania. Cerveza, cerveza, cerveza y más cerveza. No se podía esperar otra cosa del país que creó la venerable tradición de la Oktoberfest y que imprime su marchamo de calidad a numerosas cervezas tradicionales exportadas por todo el mundo. El consumo se mantiene estable, y aunque el vino ha superado de forma reciente a las bebidas espirituosas, nada tiene que hacer ante las maravillosas cerveceras nacionales.

Polonia. Y volvemos al cinturón del vodka, vencedor de la contienda junto al de la cerveza. Polonia se puede incluir en ambos: el 36% del alcohol bebido en el país corresponde a bebidas espirituosas; sin embargo, la cerveza no se queda atrás: de fuerte arraigo tradicional, hoy en día domina el mercado (el 55% del consumo total). El vino es un mero exotismo, no llegando ni al 10% de la ingesta global.

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