El aclareo de flores y bayas en el viñedo mediante ácido giberélico

El efecto del ácido giberélico se manifiesta al provocar daños en los óvulos, disminuyendo el número de bayas

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La incidencia de la pudrición de las uvas en racimos demasiado compactos se puede corregir, o al menos atenuar, con aplicaciones de ácido giberélico (GA3) en la etapa de prefloración, cuando tengan de uno a dos centímetros de longitud, utilizando una concentración de 15 p.p.m.

La aspersión generalmente se hace por la mañana, debiéndose aplicar dos o tres pases a la misma planta, evitando más de una aspersión por racimo, lo que puede lograrse fácilmente, ya que el racimo tratado se alarga bastante en poco tiempo.

También se recomienda hacer un tratamiento más tardío, aplicando ácido giberélico en solución de 10 p.p.m., cuando existe aproximadamente un 40 por 100 de floración, repitiéndose con la misma una dosis cuando el racimo presenta el 80 y 90 por 100 de florescencia.

El efecto del ácido giberélico se manifiesta al provocar daños en los óvulos, disminuyendo el número de bayas, y estimulando la división y crecimiento celular, lo que permite una elongación del raquis y pedicelos del racimo.

En ocasiones el uso del ácido giberélico no es suficiente para resolver el problema en variedades de uva grande y racimo compacto, siendo necesario realizar un aclareo manual, eliminando con tijeras los granos de la parte interna de los mismos.

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