Extremadura, tierra de cavas por descubrir

Aunque la recesión no le está poniendo las cosas fáciles a nadie, el cava extremeño celebra su 30 aniversario con un considerable incremento en sus ventas, especialmente en el mercado exterior donde se vende con gran éxito en el centro de Europa y más recientemente en EE.UU o en China. Es el caso de Bodegas Romale que este año ha enviado su primer pedido al mercado estadounidense y que, junto con otras tres bodegas, Vía de la Plata, Bonaval y Marcelino Díaz constituyen el sector del cava en Extremadura, con una producción aproximada de 1.200.000 botellas/año.

Y es que sólo estas cuatro empresas extremeñas pueden elaborar su producto bajo la Denominación de Origen Cava, después de que en 1987 el Tribunal Supremo desligara la producción de espumoso de la zona geográfica, Cataluña. Así, el municipio pacense de Almendralejo, la Ciudad del Cava, quedó inscrito como la única localidad extremeña con autorización para apellidar sus espumosos como cava. Algún tiempo después, en 2004, las bodegas vivirían un fuerte impulso al amparo del boicot que sufrirían los productos catalanes; una coyuntura que sirvió para el despegue de estos productos a nivel nacional. Pero su crecimiento no se puede cifrar tan sólo en boicots puesto que los cavas extremeños han ido poco a poco haciéndose con su hueco en el mercado, especialmente en el centro y sur de España aunque también tienen notable aceptación en Euskadi o Galicia, demostrando que no tienen nada que envidiar a otros espumosos.

"Elaboramos un producto de calidad, artesanal y con una cuidada elaboración que el consumidor está sabiendo apreciar", explica Aniceto Mesías, el creador del primer cava extremeño, Vía de la Plata. Las primeras botellas de este cava vieron la luz en 1983 como un experimento llevado adelante por Mesías junto con un grupo de empresarios y enólogos en Almendralejo entre los que estaban Pablo Juárez y Marcelino Díaz. Vía de la Plata sigue siendo hoy uno de los buques insignia del cava extremeño.

Exitosa campaña de Navidad

Y es que estamos frente a un producto elaborado con uva extremeña en un proceso cuidado y artesanal que da un cava diferente pero cuyo consumo aún está lastrado por las costumbres que asocian esta bebida exclusivamente a las festividades. "Su consumo sigue vinculado con las ocasiones puntuales", explica el gerente de Romale, Diego Nieto, quién destaca que este año "no podremos cubrir toda la demanda de nuestro cava por lo que para el próximo año pensamos en incrementar la producción hasta llegar a las 130.000 botellas". Y es que el sector estaba convencido de que la crisis le iba a pasar factura pero la demanda se ha incrementado. En el caso de Bodegas Romale, "este año sacamos al mercado 50.000 botellas y nos hemos quedado muy cortos".

Los que también cierran el año con gran éxito son la Bodega López Morenas, que se hacía cargo de la producción del histórico Bonaval tras la liquidación el año pasado de Bodegas Inviosa, pionera en la producción del cava extremeño. Los hijos del fundador de la histórica bodega iniciaban una nueva etapa con la venta de su primer millón de botellas de cava Bonaval.

Apertura de nuevos mercados

El principal mercado de estos cavas sigue siendo el nacional, donde se vende entre un 80 y un 90% del total aunque es aquí donde más sufren la guerra de precios ya que las grandes productoras como Freixenet, Codorniu o García Carrión tienen costes menores y pueden bajar los precios. No así estas bodegas que con producciones menores tienen un margen de beneficios mucho más reducidos.

Es por ello que estas bodegas miran con interés el mercado exterior, donde se aprecian los productos artesanales. Alemania o Bélgica en Europa, EEUU o China son los mercados de futuro para estas bebidas, al tiempo que trabajan por abrir nuevos mercados en el continente asiático y americano.