Una bodega de Lanzarote estudia la crianza de sus vinos bajo el océano Atlántico

En este pintoresco pueblo se fermentan y descansan en depósitos de acero inoxidable, al arrullo de las olas y los fuertes vientos que azotan la costa lanzaroteña.

Una de las inquietudes de Ricardo Socas, propietario de la bodega, es seguir experimentando, pues siempre ha sido un apasionado del buceo y la fotografía submarina.

Después de haber buceado en muchos lugares del mundo y de haber participado en diferentes competiciones de fotografía submarina ha querido plasmar toda esa experiencia en su vino La Grieta.

A las 18.30 horas del pasado sábado 28 de abril las botellas de esta bodega se sumergieron en el agua, descendiendo a una velocidad de 3 metros por minuto hasta su llegada al fondo rocoso arenoso. Se ha elegido esta zona ya que es una de las puntas de la orilla mas salientes hacia el mar y es donde más corrientes hay.

A no más de 50 metros de distancia de la ubicación de las botellas hay una colonia de gorgonias, que se ubican en zonas muy ricas en plancton, lo que significa fuertes corrientes.

Las botellas están colocadas a una profundidad de 17 metros, a 2,7 bares de presión y a una temperatura de 16,8ºC; y descansarán unos tres meses. Posteriormente serán reflotadas para su posterior cata y poder contrastar las diferencias que otorga el paso por el Océano Atlántico.